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Burgos y su Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María

Salimos desde Madrid de madrugada a tomar el autobús que nos llevaría a conocer a la que fue una vez, la ciudad capital del Reino Castellano-Leonés, una de las ciudades más modernas y elegantes en su época, Burgos.

Desde la Estación de Autobuses, solo nos tomó cinco minutos cruzar el puente y atravesar el Arco de Santa María para llegar a la Plaza Rey San Fernando. Al llegar allí, quedamos completamente maravillados al observar frente a nosotros, en todo su esplendor, a la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María, mejor conocida como la Catedral de Santa María de Burgos.

Colocando a Burgos en su contexto histórico del momento, estamos hablando de una ciudad regia, moderna y en constante expansión hacia Europa a través de las alianzas políticas y del Camino de Santiago. Por ello se necesitaba una nueva Catedral, acorde con el rango e importancia de la ciudad. Una nueva, porque ya existía otra, una catedral románica cuya construcción ocurrió entre los años 1080 y 1095. En 39 años, se construye la Catedral nueva de Burgos. Fue el 1260, año de la consagración de todo el templo, aunque, la estructura continúa su ampliación hasta el siglo XVIII.

El Rey Fernando y el Obispo D. Mauricio colocaron la primera piedra el día 20 de julio del 1221, para levantar una catedral según el nuevo estilo que se extendía por Europa, el gótico. El Obispo D. Mauricio había estudiado en París y conocía las grandes catedrales francesas. Así es que traen a Burgos, arquitectos y maestros franceses, para seguir el modelo de Notre-Dame, en París y Notre-Dame en Reims, logrando para Castilla y León la primera catedral gótica de la Península, que serviría de modelo a las siguientes construcciones del Reino Castellano-Leonés.

Para la Catedral de Burgos se escogió la piedra blanca de Hontoria, del sur de Burgos. Es una roca humilde, práctica, moldeable, adaptándose muy bien a los cambios de temperaturas. Su textura, color, luminosidad, solidez y durabilidad son las características que hacen de esta piedra blanca, el material ideal para ser labrada en esta catedral, lo que ha permitido disfrutarla por cerca de ocho siglos. En su construcción y decoración se utilizaron otros tipos de piedras, como son las alisas, los mármoles o jaspes, mármol de carrara. Hasta finales del siglo XX la Catedral de Burgos presentaba un aspecto oscuro, opaco. Fue en 1997 que comenzó una limpieza exterior que duró quince años mostrando el verdadero color del templo, además de permitir que se puedan observar todos los detalles de su arquitectura gótica.

Es precisamente en esa fachada que se encuentra en el cuerpo inferior la Portada de Santa María del siglo XIII, donde observamos los tres arcos apuntados con tres puertas: La Puerta Real o del Perdón (centro) y las puertas laterales, de la Asunción y la Inmaculada. En su momento, la Portada de Santa María fue considerada como la manifestación escultórica más importante del estilo gótico en Castilla.

Uno de los elementos que más nos llamó la atención en el segundo cuerpo de esa fachada y que hay que observar con detenimiento es el rosetón del siglo XIII, enmarcado en un arco gótico, que da luz a la nave central. Centro del mismo es una estrella de seis puntas, la estrella de David o sello de Salomón, que es un signo mesiánico. Si impresionante es por fuera, desde el interior de la catedral es una belleza. De hecho, es la admiración por los rosetones de la catedral, lo que ha llevado a convertirlo en una especie de símbolo de Burgos. Así lo vimos plasmado en diferentes artículos que sirven para regalar o como recuerdo de esta gran ciudad.

Es desde la Plaza del Rey San Fernando, que se puede visitar la Catedral de Burgos. Se sube por una gran escalinata para entrar por la Puerta del Sarmental. Esta portada, dedicada al tema de Cristo en Majestad, se construye entre los años 1230 y 1240 aproximadamente y al igual que la Portada de Santa María, es considerado uno de los mejores conjuntos escultóricos del clasicismo gótico del siglo XIII en España.

Por dondequiera que paseas por Burgos, no pierdes de vista a las torres casi gemelas de su Catedral. Construidas en el siglo XIII, de tres cuerpos y pilastras decoradas con pináculos y estatuas en sus ángulos. Fue ya por el siglo XV, que el arquitecto nacido en Alemania, que introdujo en Castilla el estilo gótico flamígero, Juan de Colonia, dota a la Catedral de Burgos de las agujas que la coronan. Esa forma piramidal de base octogonal y los calados muy finos de las agujas, completan sin duda alguna, la belleza de este templo.

La tercera portada que cuenta la Catedral de Burgos es la Puerta de la Coronería o Puerta de los Apóstoles, también del siglo XIII. Aunque se considera gótica, los temas de la escultura expuesta se le atribuyen a la tradición románica.

Es por la Puerta de la Coronería, que se llegaba a la Escalera Dorada de Diego de Siloé, el gran arquitecto y escultor castellano. Esta puerta tenía la particularidad de que permitía que el pueblo atrechara por ella para llegar a la Plaza Rey San Fernando. Luego de una remodelación en el año 1786, el Cabildo decidió clausurar esta puerta por la molestia que ocasionaba el tránsito excesivo de vecinos que descendían por allí para la parte baja de la ciudad cargando con utensilios y provisiones. Así fue que también se afectaron de la clausura de la Puerta de la Coronería, los peregrinos que seguían el Camino de Santiago, que solían entrar a la catedral por ella.

Al entrar a la Catedral de Burgos, lo primero que va a resaltar a la vista son las vidrieras, que se combinan tan perfectamente con la piedra blanca de los muros y que desde el interior de la Catedral de Burgos se aprecian en todo su esplendor. Las formas geométricas, el resplandor y su colorido llaman inmediatamente la atención. En un artículo que publicamos previamente, compartimos información en detalle, acompañado de nuestras imágenes de las vidrieras.

La Catedral de Burgos cuenta con planta de cruz latina, que forman sus tres naves, siendo la central la más ancha. Las naves laterales se fusionan en la cabecera por medio de una girola con unos relieves magníficos.

Al detenernos en la nave central observamos tres elementos arquitectónicos importantes que distinguen a la Catedral de Burgos:

1. La Capilla Mayor que se compone de tres tramos con sus bóvedas de crucería está presidida por su retablo mayor, de estilo renacentista romanista. El retablo fue comenzado en el 1562 y completado en el año 1577 y es la figura de Santa María la Mayor la que preside el mismo.

2. El Coro de la Catedral de Burgos es un conjunto escultórico monumental con forma de “U”, donde su sillería de nogal es sin duda la protagonista. Los relieves religiosos que en ella se encuentran fueron labrados en estilo plateresco a partir del año 1522. Cuenta con dos órganos, uno barroco y el otro neoclásico.

3. El Papamoscas y el Martinillo, del siglo XVIII, se encuentran a gran altura y se trata de un reloj con una figura masculina que mueve el brazo con el que da un campanazo y al mismo tiempo abre la boca. A su derecha se encuentra la figura del Martinillo, que se encarga de anunciar los cuartos de hora golpeando las campanas que le rodean.

Otro de los elementos arquitectónicos que más se destaca en la Catedral de Burgos es el Cimborrio. El que podemos hoy observar es el que se levantó a partir del año 1539 y culminó en el 1568. El primer Cimborrio de la catedral se construyó entre los años 1460 al 1470 y al parecer no pudo soportar la gran cantidad de columnas y los ocho capiteles que lo coronaban. La obra se derrumbó al ceder sus pilares el 3 de marzo de 1539.

El Cimborrio de la Catedral de Burgos, fue reconstruido por el arquitecto y escultor Juan de Vallejo, utilizando uno de los diseños de un discípulo, Juan de Langres. En el exterior se puede observar la estructura elevada con forma octogonal, dividida en dos cuerpos y donde se combinaron elementos decorativos que conjugaron hermosamente los estilos plateresco y gótico.

El interior del Cimborrio es deslumbrante. Lo que más llama la atención es su bóveda estrellada de doble nivel con forma de estrella de ocho puntas y entre sus nervios se observa una filigrana totalmente calada. El propósito era aligerar el peso de la estructura y permitir que la luz entrara e iluminara el trabajo escultórico. Sin lugar a dudas, una bóveda que te deja con la boca abierta.

La Catedral de Burgos cuenta con dieciocho capillas que se han ido añadiendo en diferentes etapas constructivas. Todas son hermosas, sin embargo, es la gran Capilla del Condestable que sirve de panteón familiar para los Condestables de Castilla, la que más se destaca. Fue Simón de Colonia quien comenzó las obras en el 1482 y en ella se muestra la transición del arte gótico tardío al renacimiento temprano. La capilla cuenta con una bóveda estrellada, octogonal y calada en su área central que permite la entrada de luz. Es una capilla deslumbrante con unos detalles decorativos sumamente hermosos.

Por medio del diagrama que incluimos, damos una idea de dónde se encuentran las capillas alrededor de la Catedral de Burgos.

Cuando se habla de la Catedral de Burgos se habla de un templo que hoy día cuenta con un alto nivel de tecnología, seguridad, estudio y mantenimiento. Ya son ochocientos años de historia y los burgaleses se han dado a la tarea de llevar a su catedral a unos estándares de altura para que permanezca hermosamente por muchos siglos más.

 


Fuentes consultadas:

1. catedraldeburgos.es
2. https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Burgos