El casco histórico de Lisboa consta de una topografía muy interesante y en ocasiones, retante. Aquí se encuentran siete colinas, con una de ellas en el centro, de pendiente suave hasta llegar al río Tajo. Si la imaginamos en una vista aérea, es esa franja central la más llana, como si fuera un río que se abre paso entre las demás Colinas. Se trata del barrio el Baixa y aunque las colinas que la rodean son muy empinadas, no detuvo la expansión urbanística por las laderas.
Para atender la necesidad de facilitar el movimiento entre el área llana y los barrios más altos, se desarrolló un sistema de ascensores o elevadores, todos diseñados por Raoul Mesnier de Ponsard. Con la excepción del Elevador de Santa Justa, que es un elevador vertical, los ascensores de Larva, Bica y la Gloria son foniculares, siendo los primeros en ser implementados.
Tal vez el más conocido e interesante de los tres foniculares es el Elevador da Glória. Este recorre un trayecto de 265 metros uniendo la Plaza de los Restauradores con la calle San Pedro de Alcántara en el Barrio Alto. Fue inaugurado el 24 de octubre de 1885.
Originalmente se usaba un sistema de tracción al estilo de cremallera, usando el sistema de contrapeso de agua, muy parecido al sistema que aún se utiliza en el Bom Jesus do Monte en Braga. El Elevador da Glória pasó por el uso del vapor y ya en el 1915 comenzó a usar la electricidad. El diseño del vagón mantiene un plano totalmente horizontal, que al compararse con la inclinacion de la subida, un extremo es más alto que el otro; formando un ángulo de aproximadamente 45°.
En nuestra visita a Lisboa, subimos al Barrio Alto por el Elevador de Santa Justa, luego subimos la pendiente por las Ruas Misericoria y San Pedro hasta llegar al Mirador de Alcántara.
Regresamos usando el Elevador de la Gloria en su trayecto por la Calcada de la Gloria de donde se deriba su nombre.