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El Palacio de la Salina

Al visitar la ciudad española de Salamanca, no podía faltar darse una vueltecita por el Palacio de la Salina. Y, aunque solo el patio es lo que permiten visitar, valió la pena.

De estilo plateresco con elementos italianos y grandes arcadas decorada con medallones, el Palacio de la Salina de Salamanca fue edificado como mansión señorial. Se construyó en el 1538, siendo su arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón.

Además de ser palacio, hasta 1870 fue utilizado como almacén de sal, de ahí su nombre. Su diseño, abierto a la calle, demuestra que es un edificio construido desde sus inicios para ser público y no destinado a residencia.

El Palacio de la Salina fue mandado a construir por don Rodrigo de Messía, que estaba casado con doña Mayor de Fonseca y Toledo, conocidos como los señores de La Guardia. Aunque la mayoría de las propiedades del matrimonio fueron heredadas por el primogénito, doña Mayor quiso legarle a su segundo hijo, Juan Alonso de Fonseca, este palacio, entre otros bienes aportados por ella al matrimonio. Por esto, es muy posible que el hijo adoptase el apellido de la familia de su madre. Es por esta razón que en la fachada aparece el escudo de los Fonseca y el palacio es conocido como Palacio de Fonseca.

El patio trata de una galería de madera con ménsulas que sirven de soporte a los arcos decorados con figuras humanas atormentadas, que se retuercen con una expresión dramática y angustiosa en sus rostros.

En torno a estas figuras, hay una leyenda muy famosa que explica un poco la razón de estas figuras.  Aunque como sucede generalmente en las leyendas, no fue la realidad. Se dice que el Arzobispo Alonso de Fonseca, que fue un poderoso e influyente personaje de la época, viajó a Salamanca a un concilio diocesano y pidió a las familias nobles de la ciudad que le acogieran en sus casas. Éstas se negaron porque el Arzobispo iba acompañado de su amante, Juana Pimentel. Según la historia, Alonso de Fonseca se enfadó tanto que, para vengarse, mandó a construir el Palacio y lo decoró con las grotescas figuras que representan a los nobles que no quisieron alojarle. A pesar de que es cierto que el Arzobispo Fonseca tuvo una amante llamada Juana Pimentel, no fue él quien mandó a construir el Palacio de la Salina. La leyenda se debe, posiblemente, al gran parecido de los nombres entre el verdadero propietario del palacio y el clérigo.

Desde 1884 es sede de la Diputación Provincial.

 

 


Fuentes consultadas:

  • https://www.turismocastillayleon.com/es/arte-cultura-patrimonio/monumentos/palacios/palacio-salina-fonseca
  • https://www.versalamanca.com/salina.html
  • https://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_de_la_Salina