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Real Basílica de Nuestra Señora de los Santos Inocentes Mártires y Desamparados

El primer día de nuestra visita a Valencia, nos dirigimos a su casco histórico, llegando a la Plaza de la Virgen donde la hermosa Fuente alegórica al río Turia llamó inmediatamente nuestra atención. Así mismo, observamos la Catedral de Valencia, con su estilo predominante denominado “gótico valenciano” y justo al lado derecho de la catedral, se ubica otro templo. Este, más sobrio, aunque la estructura se destacaba notablemente por su tonalidad salmón, que armonizaba muy bien con los detalles arquitectónicos en piedra de su fachada. Nos acercamos para leer su nombre, se trataba de la Real Basílica de Nuestra Señora de los Santos Inocentes Mártires y Desamparados. Definitivamente, un nombre largo, pero con mucho significado. En ese momento, el templo se encontraba cerrado, así que, solo pudimos contemplar su exterior.

De la fachada que mira hacia la Plaza de la Virgen, observamos que en el nivel inferior se encuentran las dos portadas o puertas de entrada y una tercera, hoy modificada en forma de ventanal. En el nivel superior encontramos cuatro balcones, dos de ellos encima de las dos portadas. Los otros dos balcones tienen cada uno de ellos una lápida realizada en mármol blanco con una representación en relieve de la Virgen de los Desamparados e inscrito en el mármol la fecha de 1666. Este templo, como muchos otros en España, se asienta sobre restos arqueológicos romanos hallados en excavaciones realizadas en el año 1985. La Basílica fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional el 5 de junio de 1981.

La Real Basílica de Nuestra Señora de los Santos Inocentes Mártires y Desamparados es un templo de planta en forma de trapezoide, es decir, casi rectangular.  El componente más destacado de esta capilla santuario es la integración de un gran espacio elíptico coronado por una cúpula también elíptica, o de forma ovalada, que mide 18,75 metros de anchura. Aunque no es extraño en iglesias católicas, la inserción de una bóveda ovalada, al parecer, sí lo es en la ciudad de Valencia, cuyas cúpulas suelen ser en su gran mayoría circulares.

Con categoría de Basílica desde 1872, este templo comenzó su proceso de construcción en 1652, proyecto que fue encargado al arquitecto Diego Martínez Ponce de Urrana, natural de Requena, municipio español que pertenece a la Comunidad Valenciana.

Entre 1652 y 1660 se realizaron las fachadas exteriores y fue hacia finales de 1660 o principios de 1661 cuando comenzó la construcción de la bóveda elíptica. Las obras finalizaron en 1666 y el 15 de mayo de ese mismo año se trasladó la imagen de la Virgen de los Desamparados desde la Catedral. Es la virgen, patrona de la ciudad, conocida cariñosamente como la “geperudeta”, es decir, la “jorobada” en lengua valenciana, debido a que está ligeramente inclinada hacia delante.

Un elemento que nos llamó la atención fue el puente elevado que comunica a la Basílica con la Catedral de Valencia. Conocido como arco novo, se construyó en 1659.

Al segundo día de nuestra visita a Valencia, se dio la oportunidad de entrar al interior de la Real Basílica de Nuestra Señora de los Santos Inocentes Mártires y Desamparados. Observamos su decoración realizada entre 1763 y 1767 por el arquitecto Vicente Gascó Masot, según diseños de 1762 del maestro de obras José Herrero. El estilo clásico se distingue en sus pilares, capiteles, frontones y ventanas, en el uso del oro y el mármol, entre otros. Toda la ornamentación forma una sola unidad estilística al más puro estilo neoclásico. El interior del templo se estructura alrededor de un óvalo central sostenido por ocho pilares de mármol rojo monumentales adosados o pegados a las superficies que forman ese óvalo.

En su cabecera se encuentra el Altar Mayor con la imagen de la Virgen de los Desamparados, en otros tiempos se ubicaba aquí un retablo de jaspe que se rodeaba de nueve lámparas de plata.  El Altar Mayor actual, es una obra realizada hacia 1775 por Juan Pedro Arnal, sobre un boceto realizado en 1770 por Vicente Gascó. Custodiando permanentemente a la Virgen en el interior de la basílica, se encuentran dos estatuas de mármol blanco, una a cada lado de la Virgen, obras de José Esteve Bonet. Se trata de la escultura de San Vicente Mártir (1798), patrón de Valencia y la de San Vicente Ferrer (1797), patrón de la Comunidad Valenciana.

Detrás del Altar Mayor, se encuentra lo que se conoce como el camarín de la Virgen. El camarín es una capilla pequeña, en la que se venera la imagen de la Virgen de los Desamparados. Se sitúa en el primer piso, de estilo neoclásico,  se cubre con una cúpula semiesférica y está formado por un espacio rectangular con dos tramos separados por una verja de hierro, el primero de ellos es donde se reúnen los fieles y hace funciones de antesala, mientras que el segundo es el camarín propiamente dicho. A estos espacios habría que añadir el nicho donde se aloja la imagen de la Virgen de los Desamparados que comparte comunicación con el interior de la basílica y con el camarín. Es a través de un mecanismo, que la escultura de la Virgen gira hacia el camarín. Comenzó su construcción en 1685, concluyendo en 1694. Es curioso que treinta y dos años antes, en el 1653, ya se encontraba presente en los planos originales de la capilla.

Justo en el extremo opuesto al Altar mayor se sitúa el órgano de la Real Basílica. Este se encuentra en uno de los siete balcones o tribunas que se reparten alrededor de la planta ovalada, decoradas con columnas de estuco simulando mármol.

Ahora bien, son las pinturas al fresco de la bóveda ovalada, de Antonio Palomino que nos dejaron maravillados. Palomino fue pintor de Carlos II y es considerado uno de los artistas más interesantes del periodo de transición del siglo XVII al XVIII. En sus obras se aprecia la evolución de la pintura barroca de fines del siglo XVII hacia el Rococó y, en último término, el Neoclasicismo que se impondría en el siglo XVII. Su estilo muestra la influencia del Barroco cortesano o escuela madrileña de pintura, que conoció durante sus estancias en la capital.

Fue este edificio precisamente el motivo de su llegada a Valencia en 1697. Las pinturas fueron realizadas en 1701. Al parecer, pudo haberle tomado solo un año su realización, por el proceso mismo del trabajo al fresco, donde la cal comienza su proceso de secado en un periodo de 24 horas y no admite la colocación de más pigmentos. Se integran a la bóveda, siete vidrieras que están enclavadas en los siete huecos de iluminación de la Nave Central de la Real Basílica. Fueron realizadas en 1929 por la Casa Maumejean y representan la Letanía del Santo Rosario y atributos relacionados con la Virgen.

Finalizada nuestra visita a la Real Basílica y a su Virgen de los Desamparados, nos quedamos un buen rato en la Plaza de la Virgen disfrutando de una actividad que celebran generalmente los domingos donde se presentan grupos de bailes de falla, los bailes regionales de la Comunidad de Valencia. La falla, es un baile ritual y ceremonioso, cuyo posible origen debían ser las danzas paganas ofrecidas al dios o diosa de la fertilidad, al finalizar la recolección de las cosechas.

Por aquí les compartimos un poco de lo que allí se presentó.

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Fuentes consultadas:

http://www.jdiezarnal.com/valenciabasilica.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_la_Virgen_de_los_Desamparados