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El Castillo de Burgos

En la cumbre del cerro del Castillo, sirviendo de emplazamiento estratégico y con un dominio visual muy amplio del valle del río Arlanzón, encontramos en la ciudad española de Burgos, precisamente su Castillo.

La fundación del Castillo se remonta al año 884 cuando el conde Diego Porcelos, por orden del rey Alfonso III, levanta la fortaleza, que dará origen a la ciudad de Burgos con la finalidad de repoblar la región y detener la circulación de los ejércitos musulmanes. En la medida que aumentaba la importancia del emplazamiento defensivo, se dio paso a un castillo y a elementos defensivos más complejos. En este recinto se asentó durante el siglo XVI la primera escuela de formación para artilleros que ha habido en España, llegando a fabricar veinte quintales de pólvora diarios en 1542.

Por su importancia histórica innegable fue declarado Bien de Interés Cultural en 1949. El Castillo de Burgos ha sido desde alcázar y residencia real, hasta prisión, y lugar de alojamiento para huéspedes importantes.

Se puede decir que el último momento de esplendor del Castillo de Burgos fue a principios del siglo XIX, cuando se convirtió en centro de operaciones del ejército francés durante la ocupación y Guerra de la Independencia. Esto fue así, hasta que en 1813 las tropas napoleónicas, antes de abandonar la fortaleza, motivados en no dejar ni rastro de cualquier asunto relacionado a ellos que sirviera de pista al ejército enemigo, provocaron una explosión que destruyó buena parte de la zona sur del castillo.

Aún con el deterioro sufrido, durante el siglo XIX fue utilizado como fortaleza durante las guerras Carlistas. Estas son las contiendas civiles que se dieron en España a lo largo del siglo XIX, donde, por un lado, se disputaba el trono, y por el otro, se enfrentaban grupos con principios políticos opuestos. El Castillo de Burgos también se usó a lo largo de la Guerra Civil de 1936, instalándose la defensa antiaérea de la ciudad. Su estado de ruina perduró hasta su restauración y apertura al público en el 2003, época donde se habilita como Centro de Interpretación y se convierte en Patrimonio Cultural-Histórico de España.

Aunque los elementos defensivos que están visibles de esta fortaleza son esencialmente restos, de todas formas, se pueden apreciar algunos tramos de sus murallas que forman dos recintos concéntricos. El recinto interior está constituido por una muralla de gran fuerza por su ancho o espesor, con torres distribuidas en su contorno, que actúan como elementos de defensa y contrafuerte. El recinto exterior es de menor altura y su función es dificultar el ataque directo al recinto principal. Esta muralla se complementa con otros elementos defensivos, como torre, foso y la propia topografía del terreno.

Popularmente conocido como Cueva del Moro, el Pozo, es una obra de ingeniería medieval que en su época suministró agua a los moradores del castillo. De hecho, en caso de asedio, contaban con este recurso básico para su supervivencia.

El pozo del Castillo de Burgos es una obra de fábrica de sillería en piedra caliza. Aunque no pudimos bajar al momento de nuestra visita, mostramos las partes que lo componen para dar una idea de su construcción tan ingeniosa y práctica. El pozo se compone de un cilindro de 63.5 metros de altura y 1.78 metros de diámetro. Circundado a este cuerpo central se desarrollan seis tramos de escaleras de caracol comunicados mediante galerías o pasillos de 3 metros de longitud, que reciben la luz desde el pozo a través de pequeñas ventanas. Las escaleras concluyen en una puerta que permite el acceso al fondo del pozo, lo que facilita las labores de mantenimiento de la estructura y salubridad del agua.

Se dice que nunca fueron buenos amigos la ciudad y el castillo, sin embargo, se soportaron durante siglos. Uno de los acontecimientos más importantes fue cuando Fernando el Católico logró asediar el castillo por dos años (1474-1476), en la guerra contra Juana la Beltraneja. En este período se libraron algunos de los combates más feroces de su historia, siendo el pozo, su objetivo principal, con la finalidad de cortar el agua a los sitiados.

Indudablemente, son las vistas panorámicas desde el Castillo de Burgos lo que le añade aún más valor al recinto. Desde allí se puede observar la ciudad detalladamente e imaginar un poco su actividad defensiva desde ese punto estratégico. Además, divisar las torres de la Catedral desde allí, no tiene precio.

Y luego de las panorámicas desde el Castillo, al bajar al Mirador del Castillo esperan más vistas increíbles de la ciudad de Burgos y sus encantos.

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Fuentes consultadas:

https://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_Burgos
https://castillosdelolvido.com/castillo-de-burgos/