Es uno de los lugares que no se puede perder de visitar en París, se trata del Palacio de Luxemburgo. En un día soleado, y luego de una gran caminata, es la parada perfecta para descansar en una de las muchas sillas de metal verdes que se encuentran por los alrededores. Así que, desde leer un buen libro, comer algo ligero o simplemente relajarse contemplando las numerosas estatuas y esculturas que se encuentran en los jardines, vale la pena detenerse.
La construcción del Palacio de Luxemburgo, de estilo barroco y los jardines tuvo lugar entre los años 1615 y 1617 gracias a María de Médicis. La entonces reina consorte de Francia casada con el rey Enrique IV, muy cansada de la vida en el Palacio de Louvre, decidió ordenar la construcción de un palacio al estilo italiano, tal y como ella deseaba. Allí vivió por diez años. Con el paso del tiempo se fueron adquiriendo los terrenos más próximos al palacio para la ampliación de los jardines, los cuales alcanzaron su máxima dimensión en 1792. Los siguientes propietarios del palacio realizaron algunos cambios en los jardines, que quedaron en el abandono en diversas ocasiones.
El Palacio de Luxemburgo sufrió cambios en cuanto a su utilización, como suele suceder con las edificaciones a lo largo de la historia. Cuando estalló la Revolución Francesa entre los años 1789 a 1799, el palacio quedó vacío y comenzó a utilizarse como una prisión. Luego, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) sería el cuartel principal de los nazis en París, quienes construyeron un búnker excavado en parte del jardín. Eso no les simpatizó mucho a los parisinos de la época. Actualmente, el palacio de Luxemburgo es sede del Senado de Francia.
Uno de los elementos más llamativos de este espacio es que el jardín fue diseñado partiendo de un estanque artificial de forma octogonal que se encuentra justo en el centro, frente al Palacio de Luxemburgo.
El terreno donde se ubica los jardines, ocupa unas 25 hectáreas entre césped, árboles y diversas plantas que deleitan a todo aquel que por allí pase. Además, este espacio ofrece la oportunidad de realizar muchas otras actividades como jugar al tenis o a la petanca, realizar cursos de arboricultura, o bien elegir la apicultura para aprender a tratar con las abejas de la gran colmena que habita en el jardín. Y los niños también disfrutan del estanque situado junto al Palacio de Luxemburgo, donde se rememora el pasado, colocando pequeños barquitos de vela para manejarlos con una vara. Además, en el parque también se encuentra un teatro de marionetas que pueden disfrutar tanto niños como adultos.
Además, en los jardines del Palacio de Luxemburgo se encuentra una de las réplicas de las estatuas de La Libertad, de las varias que se encuentran en París.
Fuentes consultadas:
https://www.viajarparis.com/jardines-luxemburgo-paris.php
https://www.paris.es/jardines-luxemburgo