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Avila, Ciudad de Murallas

Es considerado el recinto amurallado medieval mejor conservado de España y probablemente de toda Europa, y en Ávila, las murallas es su monumento más destacado. Estaban celebrando los abulenses para el día de nuestra visita en el mes de agosto, su Festival Medieval. Así que les mostraremos sus murallas adornadas para la ocasión.

El 24 de marzo de 1884 se declaró a las Murallas de Ávila Monumento Nacional, lo que permitió su conservación. En el año 1985, la muralla, junto con el casco antiguo y varias iglesias situadas extramuros fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Se puede acceder a una gran parte de la muralla y subir para apreciar la ciudad desde arriba, se convierte en una gran experiencia. Las vistas de Ávila tanto intramuros, como extramuros, son extraordinarias. Aún con los escalones que hay que subir y bajar, garantizamos que vale la pena intentarlo.

La muralla, además de ser una cerca militar románica que rodea el casco antiguo de la ciudad española de Ávila, juega un papel muy importante en la formación urbana de la ciudad. En términos de la distribución del espacio entre los diversos grupos sociales que han habitado Ávila, la muralla representó la separación entre el “espacio salvaje” y el “civilizado”. Como sucedía en muchas culturas, eran los campesinos, a quienes le tocaba habitar la tierra llana. Estos, de clase social más baja, eran los que llevaban el peso de pagar los costes de mantener la ciudad, incluyendo el mantenimiento de la muralla.

 

La Crónica de la Población de Ávila situaba su construcción en el año 1090. No obstante, según las últimas investigaciones, la construcción de la muralla debió prolongarse durante el siglo XII y se indica que se realizó sobre una muralla anterior de origen romano. Esta información es basada en la dimensión de la obra, en la escasa población que habitaba en ese momento, en el estudio de los muros y en su relación con otras fortificaciones contemporáneas. Además de trabajadores cristianos, es muy probable que la mano de trabajadores mudéjares interviniese en su construcción. Esto lo podemos observar en los arcos de ladrillo que se encuentran en los cubos o torreones.

Las murallas de Ávila tienen dos kilómetros y medio de perímetro, donde los desniveles del terreno fueron aprovechados en su trazado. Cuenta con 88 torreones o cubos, 2500 almenas, Nueve puertas, Tres poternas, o puertas secundarias y una extensión de 33 hectáreas. Conforma un rectángulo orientado de este a oeste. Sus muros tienen 3 metros de grosor y 12 de altura.

En términos de materiales de construcción, se utilizaron sillares de granito gris, diferentes en tamaño uno de otro, ya que se ha encontrado que fueron piezas reutilizadas, probablemente de edificaciones romanas que habían sido ya desmanteladas. Incluso no tuvieron impedimento en utilizar estelas funerarias del antiguo cementerio de aquella época que, se cree, estaba ubicado en la zona de la Basílica de San Vicente. En los torreones laterales predomina el granito anaranjado. Notamos que las almenas de sus muros y que sus cubos son diferentes, sin embargo, al observarla a simple vista, no percibimos esas diferencias.

Al recorrer el recinto amurallado se van descubriendo sus nueve puertas, o arcos, cada una con una función y forma diferentes. Así tenemos: la Puerta del Alcázar, del Peso de la Harina, de San Vicente, del Mariscal, del Carmen, del Adaja, de la Malaventura, de La Santa y del Rastro. Un dato curioso es que, en cada una de las nueve puertas de la muralla, se ubicaban varios palacios a los que estaba encomendada la defensa de cada puerta. Estas casas fueron construidas entre los siglos XV y XVI.

Una de las puertas que más se destacan es la Puerta del Alcázar, ubicada en la Plaza de Santa Teresa. Sus dos grandes torreones llaman inmediatamente nuestra atención. Estos son unidos por un puente, que es un elemento utilizado entre las murallas europeas, y en tiempos antiguos, refuerza la defensa del acceso. Contó con un foso y una barbacana. La barbacana es un edificio o puerta fortificada que se situaba antes de entrar en el perímetro defensivo de la muralla de un castillo o una ciudad. El objetivo era el de reforzar el punto más débil de la fortificación: la entrada principal.

A estas murallas se integra el cimorro, o ábside de la Catedral de Ávila. Esto sucede porque cuando se estaba construyendo la muralla, se estaba construyendo a su vez, la catedral, entre los años 1160 y 1180. De hecho, el cimorro está considerado como el elemento más fuerte del conjunto defensivo. A la parte externa del cimorro se le construyó un forro que aumentó su carácter bélico a finales del siglo XIV. El propio templo está integrado como un elemento más de la defensa contando con muchos elementos militares en él.

Las murallas han sufrido varias modificaciones a lo largo de su historia. Su carácter defensivo fue mantenido, aún con las reformas realizadas en el siglo XIV que ayudaron a reforzarla. No fue hasta 1982 cuando se pudo dejar la muralla libre de casas adosadas.

Después de conocer Ávila, es imposible imaginarla sin sus murallas. ¡Son una belleza!

 

 

 


Fuentes consultadas: