Desde la primera vez que la divisamos, nos enamoramos de ella. Aquella iglesia que se asoma majestuosa al acercarnos al Museo del Prado, hablamos de la Iglesia de San Jerónimo El Real.
Los Reyes Católicos ordenaron en Madrid la construcción de un monasterio para los monjes de la Orden de San Jerónimo, que, además, sirviera de aposento a la Familia Real en sus estancias en la villa. La construcción comenzó para el año 1502, concluyendo en el 1505 tanto el templo como el monasterio. El antiguo monasterio de San Jerónimo el Real, conocido popularmente como “Los Jerónimos”, fue uno de los monasterios más importantes de Madrid. La estructura es de estilo gótico tardío con influencias renacentistas de principios del siglo XVI y es precisamente la iglesia, una de las estructuras que se conservan del antiguo monasterio.
Posteriormente, la estructura fue utilizada como el lugar de retiro espiritual de varios monarcas. Además, durante siglos aquí se llevaron a cabo las investiduras reales a falta de una catedral (en ese momento). Y, fue precisamente, en la Iglesia de San Jerónimo El Real, que se celebró la boda de Alfonso XIII. A este evento se le atribuye la construcción en el año 1906, de la gran escalinata que lleva hasta su puerta. Además, fue escenario frecuente de funerales, juras de herederos y proclamaciones regias, siendo la última de éstas la del rey Juan Carlos I.
Lo más hermoso que tiene la Iglesia de San Jerónimo El Real es su exterior. La cubierta de su fachada en la que se mezclan piedra y ladrillo es realmente una belleza. Y aunque pensar en la mezcla de estos materiales parecería que le diera un aspecto de dureza, es todo lo contrario. Es tan delicado que parecería como un calado o un bordado.
En el siglo XIX, se reconstruyeron la fachada y las dos torres gemelas que enmarcan la capilla mayor. No obstante, el estilo gótico se ha conservado y se puede apreciar en las torres, en los arbotantes y en los contrafuertes rematados por sus pináculos, capiteles entre otros.
A lo largo del siglo XX se realizaron varias obras en el templo, entre las que se encuentran: la construcción de la escalinata y atrio para la boda de Alfonso XIII; la restauración del templo y ampliación de la casa parroquial; la construcción del salón bajo el atrio al oeste; el proyecto de expropiación del atrio en la ampliación del Museo del Prado, entre otras.
A principios del XXI, y como consecuencia del acuerdo de cesión del claustro del monasterio al Museo del Prado, la iglesia fue totalmente restaurada, tanto interior como exteriormente.
En el interior, se cambió la disposición del altar mayor, reponiendo La última comunión de san Jerónimo, cuadro de grandes dimensiones obra de Rafael Tejeo, en el ábside, y se colocó en el crucero el retablo neogótico obra de José Méndez. Además, se expusieron pinturas cedidas por el Prado. Durante las tareas de rehabilitación aparecieron pinturas murales del siglo XVI y unos bajorrelieves, muy dañados, de estilo renacentista, en una de las capillas.
De camino al Museo del Prado, es muy difícil perder de vista a “Los Jerónimos”. Bien vale la experiencia de subir las escaleras y allegarse hasta esta joya.