Antes de comenzar la labor para crear las fabulosas fuentes de la Villa d’Este, fue necesario hacer la gran conversión a un palacio, del monasterio y claustro donde habitaron benedictinos y franciscanos. La residencia oficial del gobernador de Tívoli debía ser un palacio digno, no sólo para acoger a familias de gran renombre como lo eran los D’Estes y Borgias, sino además, digna para un Cardenal que aspiraba ha ser Papa de la Iglesia Católica Romana.
El monasterio fue sometido a grandes renovaciones para acomodar el enorme séquito del Cardenal d’Este. La Villa es de dos niveles, repleta de salas y habitaciones con frescos, adornos y hasta fuentes temáticas. Desde la entrada superior en la Plaza de Trento, se pasa a un recibidor que lleva dirección a la Sala de Salomón y más adelante al patio interior donde esta la primera de muchas fuentes, la Fontana di Venere.
Propiamente, la primera planta estaba dedicada a la vivienda y área de estar del Cardenal con sus apartamentos y capilla privada. La planta inferior cuenta con varias salas con hermosos murales. Allí encontramos las Salas de Noe, de Gloria, de la Caza, Moises, Venus, Ercoles y muchas más.
Hay que detenerse en cada sala para disfrutar su arte.