La ciudad de Nueva York fue designada Diócesis en el 1808, lo cual motivó la construcción de una catedral para el primer obispo de la ciudad. Se ubica en la parte baja de la ciudad, en la calle Mulberry, donde aún existe. Dada la gran población de católicos irlandeses que vivían en la ciudad se designa al Santo Patrón de Irlanda para la nueva catedral. En el 1850, el Papa Pio IX convirtió la Diócesis de Nueva York en Arquidiócesis y en el 1853, el Arzobispo Joseph John Hughes anunció la intención de construir una nueva catedral para sustituir la previa. Es esta estructura ubicada en la 5ta Avenida, la cede de la Arquidiócesis de Nueva York.
El predio de terreno de la actual Catedral fue originalmente comprado por los Jesuistas en el 1810 para establecer un colegio que más tarde cerró. En el 1814 se vende la propiedad a la Diócesis y se construye la Iglesia San Juan Evangelista sobre dicho predio. Lamentablemente, la Iglesia no pudo con el pago de la hipoteca y se ejecuta la misma en el 1844. Sin embargo, los esfuerzos de un nuevo párroco lograron recuperar la propiedad, pagando la deuda de la hipoteca y adjudicándose la propiedad a su nombre. La Arquidiócesis recompra la propiedad para comenzar la construcción de la nueva Catedral.
La estructura al estilo neogótico se completó en el 1878 y en el 1888 se le añadieron las dos torres. En el 2012 se comenzó una renovación extensa, siendo completada el 17 de septiembre de 2015. Es importante destacar que la Catedral de San Patricio es la iglesia de estilo neogótico más grande en Norte América.
El cuerpo de la estructura es principalmente de mármol, mientras que el techo es de pizarra. Los vitrales fueron creados por artistas de Boston, Francia e Inglaterra. El altar Santa Isabel es de la autoría del Italiano Paolo Medici. Los altares laterales son de la aportación del escultor Dominic Borgia y la empresa Tiffany & Co. El altar principal sufrió renovaciones en los años 1930 y 1940 y luego en el 1980.
Dentro de la catedral se encuentra la “Piedad” esculpida por William Ordway Partridge con un tamaño tres veces más grande que la obra de Miguel Ángel Buonarroti.
Bajo el altar principal se encuentra una cripta donde descansan nueve arzobispos, siete de los cuales fueron Cardenales.