La Catedral de Sevilla es uno de los pocos edificios que cuentan con un amplio número de vidrieras. Tiene catalogadas un total de 81 vidrieras, siendo las más antiguas del siglo XIII. Por ello, las vidrieras constituyen un museo dentro de la Catedral dadas las dimensiones del mismo, su organización arquitectónica y su gran cantidad de ventanales. Las vidrieras de la Catedral de Sevilla fueron realizadas por artistas extranjeros aportando las influencias de los principales centros vidrieros europeos. En el 1478, Enrique Alemán comienza a colocar las primeras vidrieras en la nave central y laterales, y en el 1577 Vicente Menardo coloca la última de sus vidrieras.
En el libro Las Vidrieras de la Catedral de Sevilla de Víctor Nieto Alcaide se indica que, “no se puede concebir el sentido y grandiosidad de una catedral gótica sin el ambiente de luz y color que crean sus vidrieras. En la catedral gótica, la luz coloreada que invade el interior es el elemento fundamental por el que éste aparece unificado y toda la arquitectura se sublima. De ahí, la importancia que tiene para la catedral de Sevilla el conjunto tan bien conservado de sus vidrieras.”
Los temas son variados, se pueden encontrar un ciclo formado por figuras de profetas, figuras de evangelistas, a la vida de los santos, otras a la vida de la Virgen y de Cristo.
El Cabildo destina una cantidad de su presupuesto anual a la restauración de estos ventanales. Cada año son desmontadas una o dos y se envían al taller para que sean remozadas. Se les coloca una lámina de vidrio exterior como protección.