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Catedral Vieja de Salamanca

Seis ciudades de España cuentan con dos catedrales y Salamanca es una de ellas. Algunas de estas se construyen separadamente y otras, como en el caso de las catedrales de Salamanca, pueden estar unidas. La realidad es que, por cerca de cuatrocientos años, la Catedral Vieja y la Catedral Nueva, han convivido como una sola. Y, aunque pareciera una sola estructura, la verdad es que cada una tiene su historia separada y así las trataremos. Por razones obvias, es con la Catedral Vieja de Salamanca que comenzamos la primera parte de este artículo.

Se comenzó a construir la Catedral Vieja de Salamanca, dedicada a Santa María de la Sede en el primer tercio del siglo XII y se terminó a finales del siglo XIV. El templo, presenta un estilo románico muy notable, que se corona con bóvedas de transición al estilo gótico. Su planta es del tipo basilical, en forma de cruz latina, de tres naves, crucero marcado y cabecera formada por tres ábsides semicirculares, que muestran ventanas con arcos de medio punto al exterior.

Dado el carácter fronterizo de Salamanca, la Catedral Vieja fue proyectada también como fortaleza, conocida popularmente como “fortis salmantina”. Aunque, esa característica ya no es tan notable con la desaparición de las almenas de la Torre Mocha y el cambio sufrido en la cubierta de la nave, que originalmente, era una terraza o cubierta transitable, para luego instalarse un tejado árabe.

Entre los atractivos que cuenta la Catedral Vieja, en la Capilla Mayor se encuentra el retablo principal del 1430, y la pintura al fresco del 1445 que se ubica en el nivel superior del retablo. Ambas piezas han sido atribuidas a los hermanos Delli. El retablo presenta un ciclo de la vida de la Virgen María y de Jesucristo, desde el Nacimiento de la Virgen hasta el tránsito de la Madre de Cristo, todo acompañado de escenas de la vida de Jesús y coronada por la obra magnífica del Juicio Final.

El retablo de la Catedral Vieja de Salamanca está compuesto por cincuenta y tres tablas, distribuidas en once calles (las hileras que se forman verticalmente) y cinco cuerpos o alturas, con un orden establecido de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha. En la esfera de un cuarto que corona el retablo es que se encuentra el fresco del Juicio Final. Se trata de un mueble único en Europa por sus dimensiones y porque se ha mantenido en el mismo lugar que fue ubicado desde su construcción.

Una de las capillas que no se pueden perder al visitar la Catedral Vieja de Salamanca es la Capilla de San Martín o del Aceite. Se encuentra bajo la llamada Torre de las Campanas, sobre la que se edificó la torre actual de la Catedral Nueva. Hace poco tiempo, fue descubierta justo antes de entrar en la Capilla, una gran pintura sobre la pared del templo donde San Martín se encuentra compartiendo su capa.

Lo más interesante que tiene esta capilla son unas pinturas que muestran los escudos de los reinos de León y de Castilla, algunas de las cuales aparecen datadas en el año 1262 y tienen como autor a Antón Sánchez de Segovia. Además, podemos encontrar imágenes como la de Jeremías, Isaías y Daniel arriba y San Joaquín, y Santa Ana abajo, todos ellos bajo arquillos arquitectónicos creados con pintura mediante la técnica del trampantojo, dando la ilusión de que son reales. Junto a estas, del siglo XIV, se destaca la imagen del Juicio Final, pintada como si fuera un tapiz, donde Jesucristo se presenta dentro de una almendra, mostrando manos, pies y costado para enseñar las heridas de la pasión, acompañado por Apóstoles y la Virgen, separando a los salvados de los condenados.

El claustro primitivo sufrió daños en el terremoto de Lisboa de 1755 y la realidad es que no quedan restos que podamos apreciar. El claustro actual es el resultado de una reconstrucción posterior, donde se distinguen unos frescos de los siglos XIII-XIV que decoran los sepulcros y abren una serie de capillas.  Entre las capillas que se deben visitar se encuentran la de San Salvador o Talavera, la de Santa Bárbara, con el sepulcro del obispo Juan Lucero, en la que se realizaban los exámenes de grado de la Universidad, la de Santa Catalina y la de San Bartolomé o de Anaya.

La Capilla de San Salvador o de Talavera es la más antigua de todas las capillas que forman el claustro. En sus inicios fue llamada del salvador, y ejercía las funciones de Sala Capitular para las reuniones periódicas de los canónigos del cabildo de la catedral. Su construcción se estima que ocurrió en el año 1180. Está cubierta con una cúpula de influencia mudéjar, con 16 nervios paralelos que forman una estrella de ocho puntas en la clave. En esta capilla, fundada por Rodrigo Maldonado, natural de Talavera, catedrático y rector de la Universidad, se mantiene desde el siglo XIV el *rito hispano mozárabe. El sepulcro del fundador y el de su esposa se encuentran en el centro de la capilla.

La capilla de Santa Bárbara fue fundada por el obispo Juan Lucero en 1334, cuya tumba está en el centro, y está decorada con un pequeño retablo que incluye pinturas que representan escenas de la muerte y pasión de Cristo y una imagen de la Santa titular, esta última realizada en el siglo XVI. El frente del altar muestra una magnífica decoración de cerámica de Talavera. Desde los comienzos de la Universidad de Salamanca y cuando los estudios se hacían en locales de la catedral, esta capilla servía como lugar donde se realizaban los exámenes finales.

En la parte central de la capilla de San Bartolomé o de los Anaya, se encuentra el sepulcro del fundador de la capilla y patriarca de la familia, Diego de Anaya, obispo de Salamanca y arzobispo de Sevilla. Fue devoto de San Bartolomé y mecenas que fundó el Colegio Mayor de San Bartolomé o Colegio Viejo (el más antiguo de Salamanca). Este sepulcro, está realizado en alabastro, posiblemente por un maestro alemán, rodeado por una bellísima reja también realizada en el siglo XVI, llena de decoración, especialmente aquellas aluden a la muerte. Otros miembros de la familia Anaya se encuentran enterrados en la misma capilla, donde dos de las tumbas conservan los colores originales con los que fueron hechas.

Uno de los elementos que más distingue este templo románico es la Torre del Gallo, un cimborrio hermoso y muy trabajado, que es posible admirar de cerca en la visita a los tejados de la catedral. Si tienen la oportunidad, ¡háganlo! La fecha de construcción del cimborrio debe situarse en torno al año 1150, siendo el elemento que más se destaca de la estructura, elevándose sobre el crucero y apoyado en cuatro pechinas impresionantes.

La parte interior del cimborrio de la Catedral Vieja tiene forma de naranja abierta con dieciséis gajos, mientras que en el exterior se observa una forma casi cónica con decoración de escamas. Este cimborrio se apoya en un tambor con dieciséis columnas en el interior, aligerado por 32 ventanas, 16 nervios se cruzan encontrándose en la parte central del cimborrio.

Se conoce popularmente como la «Torre del Gallo», ya que este animal aparece en la veleta que corona el cimborrio, asentado sobre tres bolas cuyo objetivo es defender la cúpula de posibles rayos. Este que vemos actualmente no es el original. La primera se conserva en la capilla de Santa Catalina de la Catedral de Salamanca después de que, en el año 1927, se decidiera instalar en su lugar una réplica. En cuanto al aspecto religioso del gallo, se ha convertido en un símbolo de fe y esperanza. La relación del gallo con Salamanca, es muy probable que venga del lugar donde se construye esta Catedral Vieja, ya que en esta área estaban asentados los franceses. Hay que recordar que en la Revolución Francesa , el gallo llegó a tener un importante papel, al convertirse en el sustituto de la flor de lis dinástica.

El modelo de la cúpula del cimborrio, está basado en el de la Catedral de Zamora que fue la primera del grupo de cimborrios del Duero, también denominados cimborrios leoneses o bizantino-leoneses. Estos presentan una estructura similar con dos cúpulas distintas, una al interior y otra al exterior, entre las cuales habría un relleno de grava y tierra, apoyándose una en la otra. La decoración exterior de forma escamada es muy curiosa y al momento, no han logrado definir en la Historia del Arte, de dónde procede.

La Torre de las campanas es de planta cuadrada, al igual que su hermana, y es compartida por ambas catedrales. Formó parte de la fachada de la Catedral Vieja. Desde comienzos del siglo XVIII, esta torre medieval primitiva sufrió transformaciones recurrentes. En 1705, a causa de la caída de un rayo, un incendio redujo a cenizas todo el chapitel del remate superior, los suelos de madera y fundió las mazas de las campanas. Ese incendio provocó una acción económica popular rápida, lo que permitió que comenzaran las reparaciones a la torre rápidamente. Así se le añadió a partir de la cornisa alta, lo que elevó su altura para la Catedral Nueva, añadiendo un tercer cuerpo y un remate barroco que hoy podemos contemplar.

La colección espléndida del cuerpo de campanas de la torre está formada por un conjunto de once piezas grandes, situadas en los arcos de la torre, más la campana mayor situada en el balcón del ochavo.

En las paredes de la sala se pueden ver inscripciones que han sido conservadas como homenaje a los peregrinos que en tiempos pasados dejaron señal de su presencia.


La Catedral Vieja de Salamanca estuvo a punto de ser destruida, ya que al proyectar la Catedral Nueva se pensó en derribarla. Sin embargo, esa idea inicial fue abandonada gracias al tiempo que transcurrió desde el comienzo de las obras de la Catedral Nueva, para el año 1520 y su fecha tardía de conclusión, hacia 1733.

Además, la necesidad de un espacio donde celebrar el culto mientras se terminaba la construcción, no permitió su derribo. Aunque al parecer, fue inevitable sus modificaciones. Por ejemplo, en términos de planta, la nave izquierda aparece más estrecha y le falta parte del brazo del crucero, a consecuencia de la construcción de la Catedral Nueva. De todas formas, es una bendición poder disfrutar hoy de esta magnífica obra románica.

 

 

* Diócesis de Salamanca: El rito hispano mozárabe era el modo propio de celebrar la liturgia, durante el primer milenio de vida del cristianismo, las iglesias comprendidas dentro de la Península Ibérica. Esta liturgia creció y tuvo su auge durante el periodo visigótico, y sobrevivió a la invasión musulmana, hasta que en el siglo XI fue suprimida oficialmente por mandato del papa Gregorio VII para introducir el rito romano, que se sigue actualmente en la mayor parte de la Iglesia católica. Sin embargo, varias parroquias de la ciudad de Toledo tuvieron el privilegio de poder seguir celebrando en aquel rito.

Salamanca se unió a Toledo en la conservación de esta liturgia en el siglo XVI, gracias al señor Maldonado Talavera, que observó cómo junto al río Tormes había un grupo de mozárabes y solicitó al Cabildo que se celebrase ese rito en la Catedral, adquiriendo la capilla de El Salvador, en la Catedral Vieja, conocida como capilla de Talavera, donde se instituyó la capilla mozárabe estableciendo un calendario de 52 misas anuales que después con el tiempo fue desapareciendo.

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Fuentes consultadas:

https://www.diocesisdesalamanca.com/noticias/misa-en-rito-hispano-mozarabe-en-la-fiesta-de-santiago-apostol/
https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_Vieja_de_Salamanca
https://catedralsalamanca.org/catedral-vieja/