En pleno casco histórico de la ciudad de Sevilla, se encuentra el mejor edificio nobiliario andaluz que constituye un claro ejemplo de la arquitectura sevillana del siglo XVI, es la Casa de Pilatos. Inspirado en el renacimiento italiano, se construyó a finales del siglo XV y principios del XVI, originalmente llamado el Palacio de los Adelantados Mayores de Andalucía.
La construcción del palacio se inició en 1483, por iniciativa y deseo de Pedro Enríquez de Quiñones (IV Adelantado Mayor de Andalucía) y su segunda esposa Catalina de Ribera. Díez años más tarde, en 1493, con el fallecimiento de Pedro Enríquez, es Catalina la encargada de comenzar la configuración inicial del palacio. Su hijo Fadrique Enríquez de Ribera (1476-1539) y su nieto Per Afán de Ribera y Portocarrero (1509-1571) ampliaron y completaron la decoración de la Casa.
Es precisamente, gracias a Fabrique Enríquez, su segundo propietario, que se le conoce en la actualidad como la Casa de Pilatos. Se dice que para el año 1518, regresando de una peregrinación en Jerusalén, don Fabrique calculó la distancia que había entre la casa de Poncio Pilatos y el Gólgota, el monte donde fue crucificado Jesús. Así descubrió que era la misma distancia que había entre su casa y la Cruz del Campo, famoso templete de Sevilla.
Desde entonces, no solo se puso el nombre de Casa de Pilatos a su casa, sino que también se inició la tradición del Vía Crucis sevillano, partiendo desde su casa hasta la Cruz del Campo. La primera estación de penitencia sería en la plaza, en la fachada, donde se encuentra una cruz de mármol.
El siglo XVI fue la época de mayor esplendor para la Casa de Pilatos, donde Don Fadrique Enríquez de Ribera que había estado en Italia, traslada a su palacio sevillano, el estilo del Renacimiento, combinándolo con el arte mudéjar andaluz. Así es que esta estructura se nos presenta tan hermosamente, a través de la combinación de materiales como son las losas, yeserías, esculturas, relieves y artesonados en madera ricamente labrados.
El recorrido de la Casa de Pilatos se inicia en la plaza del mismo nombre, donde se abre la fachada principal del palacio. Esta plaza se formó originalmente como una prolongación del palacio, siendo propiedad de la familia, todas las viviendas circundantes. Se usaba para las fiestas de toros, entre otros usos. En el otro tramo de la fachada principal se encuentra una edificación de dos alturas en la que destaca la logia del nivel superior denominada por el pueblo sevillano como Ecce Homo.
Se accede a la Casa de Pilatos a través de un portal de mármol, realizado en 1529 en Génova, de estilo renacentista a manera de arco triunfal. Es junto a la portada que se encuentra una hornacina con cruz de jaspes coloridos, del 1630. Una piedra muy apropiada para este tipo de ornamentación.
La casa tiene dos plantas, siendo la de abajo la más importante.
A la planta de arriba se sube a través de una escalera de azulejos impresionante y techos con artesonado de madera. La planta superior sólo está abierta al público en algunas ocasiones y la visita es guiada. De hecho, al ser la residencia permanente de los duques de Medinaceli, no se permite fotografiar en esta zona de la residencia, donde se encuentran unas colecciones de pinturas y tapices muy hermosas. Pero, al menos, pudimos capturar las pinturas murales pertenecientes a la decoración primitiva de la residencia.
El palacio tiene dos patios: uno a la entrada de la casa donde compras las entradas y el patio principal. Es el patio principal el que es una maravilla. Al observarlo, quizás se piensa que su estilo es solo morisco, pero en realidad existe una extraordinaria combinación, de lo medieval gótico, lo musulmán y lo renacentista.
Propio de lo musulmán es el uso de las yeserías y azulejos, así como la distribución irregular de los arcos; por otra parte, las balaustradas de la galería alta son góticas; y propio del estilo del renacimiento son la fuente y las columnas. Hay que destacar en el Patio principal la extraordinaria colección de azulejos, realizados entre los años 1536 y 1538.
A la derecha del patio principal, se abre el primer salón conocido como el Salón del Pretorio o Salón de los Azulejos. Los detalles moriscos en la yesería y los azulejos son toda una belleza. Al entrar de inmediato pensamos en la Alhambra de Granada.
De el Salón del Pretorio se continúa al corredor de Zaquizamí, que abre al Jardín Chico. Aquí encontramos desde bustos, hasta lápidas e inscripciones romanas y renacentistas.
Luego sigue el camino hacia el Salón Dorado, un pabellón que abre al Jardín Chico, que está cubierto por un alfarje dorado y con una de las más importantes rejas platerescas de la ciudad. En su interior se encuentran relieves y fragmentos de frisos romanos, un busto griego arcaico y otro romano.
La Capilla es la parte más antigua del palacio y cuenta con una bóveda de nervios y molduras góticas en la ventana. Sobre la mesa del altar se encuentra la estatua del Buen Pastor, similar a una que tiene el Vaticano. En el centro se alza la columna que ha dado el nombre de la Capilla de la Flagelación a este recinto.
Y llegamos al Jardín Chico que conserva como un estanque el depósito de agua donde se decantaría la que llegaba a la casa desde el acueducto de los Caños de Carmona. De hecho, la Casa de Pilatos es de las pocas casas privilegiadas que tenía agua que venía directamente de Los Caños de Carmona, una distinción que sólo tenían unas veinte casas y que concedía el Alcázar.
El Jardín Chico constituye un espacio abierto delimitado por las fachadas del palacio. El diseño de este jardín es uno geométrico de muros y parterres en los que se intercalan elementos clásicos, como columnas y estatuas. Se estructura en tres zonas de estilo y composición diferentes. El primero, rectangular, se dispone frente al corredor de Zaquizamí. La segunda zona está formada por dos terrazas rectangulares de distintas alturas. El tercer recinto cuenta con un trazado geométrico cerrado, definiendo una glorieta central.
Antes de entrar al Jardín Grande, nos detenemos en el Gabinete de Pilatos, donde se destacan los paños de azulejos. Una pequeña fuente mudéjar de bronce se encuentra en el centro, afirmándose la importancia del agua.
El Jardín Grande, es original del palacio y con mucha vegetación. En principio fue una huerta y en el siglo XVI se construyen las impresionantes logias o galerías abiertas al jardín donde se expone una variada muestra de esculturas clásicas. De forma rectangular, se ordena siguiendo un trazado geométrico unitario. El eje del jardín queda marcado por una fuente de mármol sobre pila octogonal, cubierta por una estructura metálica. Este jardín es una de las joyas de este palacio.
Definitivamente, este palacio es un ejemplo muy claro de lo que se puede lograr con la combinación de estilos, materiales y elementos artísticos únicos y de gran belleza. En una visita a Sevilla, no debe faltar un recorrido por la Casa de Pilatos.
Fuentes consultadas:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Casa_de_Pilatos_(Sevilla)
- https://elcorreoweb.es/sevilla/casa-de-pilatos-un-palacio-de-ensueno-AA3389389
- https://cometeelmundo.net/casa-pilatos-visita-horario-precio