Cuando se va de camino a tomar el Metro Ópera en la Plaza de Isabel II de Madrid, o de paseo por los jardines de la Plaza de Oriente, hay un edificio que se destaca muy elegantemente, es el Teatro Real. Se trata de la primera institución de las artes escénicas de España, ópera nacional y uno de los coliseos operísticos principales a nivel internacional. Su programación incluye, desde sus reconocidas producciones operísticas, ballet, danza, flamenco, conciertos, hasta espectáculos para toda la familia.
La historia del Teatro Real comienza cuando el rey Fernando VII ordena su construcción, y aunque la primera piedra se colocó el 23 de abril de 1818, las obras concluyeron treinta y dos años más tarde, en 1850. Bajo el reinado de Isabel II y durante los 75 años siguientes, el Teatro Real se convirtió en uno de los coliseos líricos europeos principales. Para octubre de 1925, un hundimiento provocó su cierre provisional que se prolongó por 41 años. En 1966, se dio la apertura del Teatro Real, reconvertido en auditorio y sede del Real Conservatorio Superior de Música y Escuela de Arte Dramático.
Sin embargo, la capital de España necesitaba un teatro de ópera que fuera equiparado a los mejores del mundo y luego de 7 años de trabajos de rehabilitación, el 11 de octubre de 1997 fue inaugurado el Teatro Real, en una ceremonia presidida por los Reyes de España. Un edificio único por su diseño, un hexágono irregular con uno de sus lados curvos, que es la fachada principal que da a la Plaza de Oriente.
Llegamos al vestíbulo principal, o mejor conocido como Foyer, un espacio de forma elíptica, donde se destacan sus columnas en madera de cedro del Líbano. En los días donde se ofrecen funciones, este espacio es uno de los puntos principales de encuentro entre amantes de la ópera. Nuestro recorrido por el Teatro Real se inicia haciendo un “scanning” en el móvil del código QR provisto luego de la compra de boletos, lo que permite escuchar o leer toda la historia de este gran teatro.
Lo próximo a observar es la maqueta del Teatro Real, una reproducción a escala muy detallada. Tras el telón se encuentra uno de los elementos más impresionantes del edificio, la Caja Escénica. Cuenta con la tecnología más avanzada y gracias a un sistema de plataformas superpuestas, permite trabajar simultáneamente varias escenografías e intercambiarlas en tiempo récord. La Caja Escénica del Teatro Real ha sido definida como la joya del teatro con sus 1,472 m2. En la profundidad del espacio que ocupa la caja, cabe el edificio Telefónica de la Gran Vía de Madrid. Hay que tener en cuenta que el Teatro Real se desarrolla sobre todo en altura, con catorce pisos, ocho de ellos bajo tierra.
Aunque el acceso a las escalinatas que llevan a los diferentes niveles del Teatro Real no estaba abierto en nuestra visita, sí pudimos echar un vistazo a las obras de arte que se exhiben en el área de descanso de subida por las escaleras. Definitivamente, no pasan desapercibidas.
El Café Palacio, es un espacio amplio de dos niveles, situado en la sexta planta. Su decoración es exquisita y con el interés de promover otras manifestaciones artísticas, aquí se exhiben obras de artistas españoles del siglo XX, prestados por el Museo Reina Sofía.
En este salón también se destaca un conjunto impresionante de cuatro fotografías de la caja escénica del Teatro Real cuyo autor es José Manuel Ballester. Otro punto de atracción del Café Palacio son sus cinco ventanales muy amplios. Desde ellos se puede disfrutar de una vista estupenda del Palacio Real de Madrid.
Situado en la tercera planta del Teatro Real, se encuentra lo que llaman el Óvalo. Este espacio es muy concurrido en los descansos y los momentos previos a las funciones. La gran barandilla de madera permite asomarse y observar desde otra perspectiva, del Foyer y su gran columnata. Alrededor del Óvalo se puede disfrutar de una exposición de fotografías que muestra algunos de los mejores momentos del Teatro desde su reapertura en 1997.
El conjunto de salones de recepción se encuentra en la segunda planta y se trata de una de las aportaciones añadidas gracias a la reforma del Teatro Real en 1997. Salones que están abiertos a todos los asistentes a los espectáculos, siguiendo la tradición del siglo XIX, de lugar de encuentro. Estos salones se caracterizan por exhibir obras destacadas de arte, una decoración protagonizada por las alfombras realizadas exclusivamente para el teatro, así como también por lámparas exquisitas que añaden gran elegancia a estos salones. El primer salón que se visita es el Carlos III, donde dominan los tonos azules y un espejo de cristal veneciano hermoso que llama la atención de inmediato.
En el Salón Vergara se destaca su decoración tan bien lograda, donde se integran obras de arte importantes. Entre ellas se encuentra una consola del siglo XVIII, así como óleos del siglo XIX pertenecientes a la colección del Museo del Prado y cedidos gentilmente al Teatro Real.
El Salón del Baile fue uno de los primeros salones en ser terminado durante la construcción del Teatro Real y su nombre claramente nos indica para qué fue diseñado. Es un espacio que mide 500m2 y en la primera etapa de este teatro tuvo un gran renombre como lugar destinado a los bailes de máscaras.
Su decoración teatral y los antepechos de los palcos originales, rescatados con las reformas del 1997, es lo que más distingue este salón. Además, encontramos varios de los trajes utilizados en montajes de ópera históricos como Aida de Verdi o Anna Bolena de Donizetti. De hecho, este espacio se convierte cada semana en el tablao flamenco más sorprendente de Madrid.
El elemento más destacado del Salón de Baile es el techo estrellado, donde se reproduce el cielo de Madrid tal y como se encontraba la noche de su reapertura, el 11 de octubre de 1997. Más de seiscientos terminales de fibra óptica se encargan de representar la posición exacta de cada estrella.
De tonos verdes es la decoración del Salón Arrieta, realzada por la lámpara que adornaba el antiguo Palco Real del Teatro antes de su reforma. Además, llaman la atención los tapices que visten sus paredes. El salón lleva el nombre del compositor Emilio Arrieta, autor de Ildegonda, la primera obra de un autor español que se estrenó en el Teatro Real, en 1854.
El atractivo principal del Salón Felipe V son los cuadros que representan a los reyes vinculados con la historia del teatro. Así, nos encontramos a los monarcas que pusieron en marcha el teatro, Fernando VII y su hija Isabel II, acompañados de quienes presidieron su reinauguración, el rey Juan Carlos I y la reina Sofía de Grecia.
Ubicado justo sobre la entrada principal del Teatro, se encuentra el Salón Falla. Se trata de un espacio rectangular conectado con una rotonda a cada lado y la mejor ventana a la que asomarse para contemplar los jardines de la Plaza de Oriente y el Palacio Real. En sus orígenes, este salón estaba reservado para la Familia real y en la actualidad, es el salón que el Teatro Real dedica para uso exclusivo de sus Patrocinadores y Amigos del Teatro Real durante las funciones.
El Teatro Real ha querido homenajear a Manuel de Falla, al ponerle su nombre a este espacio. Considerado el representante más importante de la llamada Generación de los maestros, en la apertura del Teatro Real ocurrida en el 1997, se eligieron dos obras del autor gaditano para la función de gala.
Uno de los elementos más característicos de la fachada del Teatro Real que da a la Plaza de Oriente es su terraza. Una terraza que está abierta a los asistentes a las funciones que tienen lugar en primavera y verano, y que les permite disfrutar de una de las puestas de sol más bellas de Madrid, al enmarcar la fachada del Palacio Real.
Desde la terraza se puede admirar también el diseño de los jardines de la Plaza de Oriente, y muy especialmente la estatua ecuestre de Felipe IV, la primera del mundo en sostenerse sobre las patas traseras del caballo. Una vez al año, la terraza y la Plaza de Oriente se convierten en extensión del escenario del teatro, durante la celebración de la semana de la ópera. Con el fin de acercar a todos los públicos a la ópera, se instalan pantallas grandes que permiten contemplar una de las producciones del Teatro Real en directo y al aire libre.
El Palco Real es un espacio decorado en tonos rojizos, que sirve de cuarto de estar y que está presidido por un retrato original de la reina Victoria Eugenia de Batterberg, esposa de Alfonso XIII.
En la actualidad, la presencia de la familia real en los espectáculos del Teatro Real se simboliza especialmente al inaugurar la temporada de ópera, acudiendo a la primera función. El palco es de triple anchura y doble altura con relación al resto de los palcos que existen en la sala principal, cuyo diseño tiene una forma clásica de herradura y reproduce la original con la que se inauguró el Teatro en 1850.
La sala del Teatro Real cuenta con un aforo de 1,836 butacas, dependiendo del tamaño del foso de la orquesta, y dentro de la misma está el patio de butacas, la zona de platea, los palcos de las zonas de entresuelo, principal y anfiteatro y la zona de paraíso. Esta parte de la sala, la más elevada, es la que más ha aumentado en las reformas que se han realizado al Teatro Real. Lo que no ha variado, a juicio de los expertos, es la acústica de la sala en cualquier punto de esta, que sigue estando considerada como una de las mejores del mundo.
La decoración de la sala ha mantenido la tradición del rojo y dorado como colores predominantes, así como el protagonismo de la gran lámpara central de bronce y cristal de roca. Construida en la Real Fábrica de La Granja, esta lámpara tiene 300 bombillas y pesa 2,400 kilos.
En palabras del filósofo Rousseau: “Los diferentes ingredientes de la ópera son la poesía, la música y los decorados. La poesía habla a nuestro espíritu, la música a nuestro oído, la pintura a nuestros ojos, y todo junto contribuye a conmover nuestro corazón”. Eso es el Teatro Real de Madrid.
***************
Fuentes consultadas:
“Guía Visita al Teatro Real”
https://es.wikipedia.org/wiki/Teatro_Real_(Madrid)
https://www.esmadrid.com/informacion-turistica/teatro-real
https://www.miradormadrid.com/teatro-real-de-madrid/