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Los acueductos romanos de Mérida, España

Los acueductos romanos de Mérida representan un ejemplo importante de la ingeniería del Imperio Romano para suministrar agua a la ciudad de Augusta Emérita (Mérida). Entre ellos, destacan el Acueducto de los Milagros, famoso por su tramo de arcos sobre el Arroyo Albarregas, y el Acueducto de San Lázaro, también conocido como Rabo de Buey, que es de mayor longitud y presenta restos de diferentes épocas constructivas. Ambos forman parte del Conjunto Arqueológico de Mérida, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993.

El Acueducto de los Milagros fue construido en el siglo I d.C. para transportar agua desde el embalse de Proserpina hasta la ciudad de Augusta Emérita. Actualmente, se conservan aproximadamente 800 metros de longitud, con una altura de 25 metros (82 pies), y un total de 73 pilares. Los arcos están construidos con ladrillo, excepto el arco que atraviesa el cauce del río, que es de granito.

El agua se extraía del embalse romano de Proserpina a través de una galería subterránea que se extendía varios metros bajo el suelo. Gracias a una ingeniosa planificación, el agua circulaba por la galería impulsada por la gravedad, con el diseño del acueducto ajustado cuidadosamente para aprovechar las pendientes y desniveles del terreno. El Acueducto de Los Milagros atraviesa el valle del Arroyo Albarregas y su nombre refleja la admiración que ha suscitado su conservación a lo largo de los siglos. Nosotros podemos dar fe de que, al contemplarlo, la primera impresión que nos viene a la mente es precisamente esa, que es un milagro que, a pesar del paso del tiempo, aún quede en pie parte de su estructura.

Justo donde pasa el arroyo Albarregas, en el acueducto, resalta un hermoso arco de sillares de granito, reconocido como la arquería más emblemática. Para depurar las aguas, se utilizaba la llamada piscina limaria, que también servía como fuente.

En los alrededores del Acueducto de Los Milagros, se extiende una amplia explanada verde ideal para realizar actividades al aire libre, pasear por sus senderos o descansar en uno de sus bancos mientras se contempla el paisaje. Además, en lo alto de los arcos y pilares se pueden observar nidos de cigüeñas, que aportan un toque de vida y movimiento al lugar.

El Acueducto de San Lázaro, al igual que el Acueducto de Los Milagros, fue construido durante el siglo I d.C. Su nombre proviene de una ermita dedicada a San Lázaro, la cual fue demolida a mediados del siglo XX. Esta estructura de gran ingeniería salvaba el desnivel creado por el río Albarregas y estaba vinculada con embalses y otros acueductos, para garantizar un suministro constante de agua. El de San Lázaro, no solo se unía al Acueducto de Los Milagros, sino también con el Acueducto de Cornalvo, que era una de las tres conducciones de agua en la Augusta Emérita y del que se conserva muy poco.

Es uno de los acueductos más largos de Mérida, con una extensión superior a un kilómetro y medio. Por su antigüedad y construcción, el Acueducto de San Lázaro, parece ser también el más antiguo, similar en estilo a la edificación del Anfiteatro Romano. Combina sillares de granito y ladrillo, con un núcleo de hormigón romano (opus caementicium). Su diseño presenta un primer nivel con arcos de once dovelas, y pilares cruciformes en la sección superior. Este conjunto refleja la versatilidad y sofisticación de la ingeniería romana.

En sus inicios, el Acueducto de San Lázaro contaba con tramos subterráneos que incluían entradas de mantenimiento para facilitar la limpieza. Actualmente, solo se conservan tres pilares y los arcos intermedios.

Durante el siglo XVI, debido al avanzado deterioro del acueducto romano de San Lázaro, se decidió construir uno nuevo en lugar de restaurar el original. Este nuevo acueducto, conocido como el Acueducto de Rabo de Buey, fue edificado en gran parte con piedras reutilizadas del acueducto romano original. A pesar de ello, se logró preservar gran parte del diseño y la funcionalidad del antiguo sistema.