En el noreste de Italia se encuentran 118 islas en el mar Adriático, que agrupadas se conocen como Venezia, la «Ciudad Flotante». Como es de esperar, Venezia tiene su propia “catedral flotante», nos referimos a la hermosa Basílica de San Marcos.
Según cuentan las historias, en el año 828, las reliquias atribuidas a San Marcos Evangelista fueron transportadas desde Alejandría, Egipto, por navegantes italianos para llegar a Venezia, a manera de contrabando. La iglesia de San Marcos fue construida por orden del «dux» para convertirse en el lugar de descanso final para el evangelista.
Los coptos creen que la cabeza del santo quedó en Alejandría. Cada año, en el día 30 del mes de Babah, la Iglesia Copta conmemora la consagración de la iglesia de San Marcos, y la aparición de la cabeza del santo en la iglesia copta de San Marcos, en Alejandría, donde se conservaría su cabeza.
Con el paso del tiempo, la iglesia fue reconstruida varias veces. Fue en el siglo XI que se construyeron los cimientos de la basílica existente. El interior se ha mantenido básicamente igual, y el exterior ha sufrido modificaciones, reconstrucciones y añadidos, como suele suceder.
La catedral parece brillar a la luz del sol. Los detalles que ofrece la estructura son impresionantes.
Sobre el portal central, los cuatro caballos de San Marcos presiden el balcón. Se cree que estas estatuas estaban unidas a una «cuadriga» o carro, típicamente utilizado por los dioses griegos, específicamente por Apolo. Conocida como la «Cuadriga triunfal», estas estatuas romanas de bronce fueron un trofeo obtenido de Constantinopla en 1204. Los caballos que dominan la Logia son réplicas de los caballos originales que se pueden ver en el museo.
Las paredes del interior de la Basílica de San Marcos están cubiertas por mosaicos de cristal de murano de colores y de mucho oro. En ciertos momentos del día, encienden una iluminación especial, que hace brillar hermosamente los mosaicos, resultando en un momento memorable para los visitantes.