Portugal rinde homenaje a la figura del Marqués de Pombal a través de su plaza y la monumental estatua y base que se destaca en el centro de la Lisboa moderna.
Sebastião José de Carvalho e Mello, estadista portugués durante el siglo XVIII, personaje controvertido y carismático a la vez, y un ejemplo viviente del llamado “despotismo ilustrado”. Mejor conocido como el Marqués de Pombal, fue un personaje sumamente importante en el desarrollo económico y social de Portugal. Desde el momento en que el rey José I lo nombró Ministro de Asuntos Exteriores y posteriormente Primer Ministro, el Marqués de Pombal comenzó la transformación de Portugal.
El Marqués de Pombal consider en algún momento tomar como modelo económico a Gran Bretaña, pero conocía muy bien que el gobierno británico menospreciaba a Portugal y lo consideraba como un aliado dependiente y débil. Se decidió por el modelo político de la Francia absolutista de Luis XV para así fortalecer el Estado. Sebastião de Melo gobernó desde el inicio con mano de hierro, imponiendo las leyes de la Corona a todas las clases sociales, desde los más pobres hasta la alta nobleza. No tuvo piedad con ninguno.
No obstante, el Marqués de Pombal, implementó exitosamente el modelo económico de Gran Bretaña en su comercio internacional, logrando medidas que actuaran del mismo modo en la economía portuguesa. De su gobierno surge la región demarcada para la producción del vino de Oporto, primera región que aseguró la calidad de sus vinos, constituyendo un antecedente de la actual denominación de origen para productos. Así pues, dictó leyes muy severas para regular la calidad del vino y fijó un monopolio estatal en su producción, obligando a los terratenientes a seguir las normas del gobierno, e imponiendo a los comerciantes británicos el rol de simples intermediarios. Pudieramos considerarlo como su “venganza” al gobierno de Gran Bretaña.
En su gestión, Pombal puso en práctica un vasto programa de reformas, cuyo objetivo era racionalizar la administración sin debilitar el poder real. Para alcanzar dicha meta, el Ministro incorporó las nuevas ideas divulgadas en Europa por la Ilustración, pero al mismo tiempo conservó aspectos del absolutismo y de la política mercantilista.
Un hecho muy significativo y que marcó la importancia histórica del Marqués de Pombal fue el terremoto ocurrido en el 1755 que causó daños significativos en Portugal, especialmente en Lisboa. Esta desgracia permitió que aflorara el liderazgo del Marqués que de inmediato se dió a la tarea de reconstruir su país.
El Marqués de Pombal se interesó tanto en el fenómeno que casi destruyó a Portugal, que inició esfuerzos y estudios que aportaron significativamente al desarrollo de la sismología como ciencia en Portugal y por toda Europa.
Podemos observar todas sus aportaciones a través de las esculturas que se encuentran alrededor de la elaborada base que lo sostiene. Vemos al Marqués de Pombal al final de la columna de 40 metros de altura junto al león como símbolo de fortaleza, determinación y realeza.
La base del monumento es rica en alegorías alusivas a las acciones del Marqués Pombal.
El «Fuste» presenta, en las cuatro caras, inscripciones sobre la obra del Marqués. En la parte superior de este, cuatro medallones con las figuras de: Machado de Castro, D. Luis da Cunha, Eugenio dos Santos y Manuelda Maia.
No hay lugar a dudas de que el Marqués de Pombal se ganó su sitial en el desarrollo del Portugal que hoy conocemos.