Una de las actividades que logramos realizar en nuestra visita a Nueva York, a pesar del frío y el viento, fue caminar por el High Line. El tramo nos sirvió para conectar nuestra visita a el “Vessel” y el Museo Whitney de Arte Americano.
Este parque lineal elevado, se ubica en la sección conocida como Chelsea en la parte oeste de Manhattan en Nueva York. El High Line incluye áreas verdes y jardines con más de 500 especies de plantas y árboles. Actualmente es un recorrido de casi milla y media, o poco más de 2 kilómetros. Es un buen paseo y dentro de nuestra experiencia, no fue agotador y se disfruta mucho de todo lo que se ve observa durante el camino.
De hecho, nos llamó mucho la atención varios murales que adornan edificios adyacentes y el vecindario.
Además, encontramos unas estructuras residenciales muy singulares e interesantes.
Compartiendo un poco de la historia de “The High Line”, éste originalmente fue un elevado ferroviario construido en el 1933 para facilitar el traslado de productos, principalmente carne y productos lácteos, por la línea elevada del “West Side”, desde «Hudson Yards» hasta la parte baja de la ciudad. Deja de ser usada a principios de los años 1980 y a partir de ese momento estaría destinada para su demolición total.
Este sistema ferroviario elevado sustituía a su vez la red terrera que discurría por la 10ma Avenida, conocida como la Avenida de la Muerte debido a los cientos de peatones que morían arrollados por el tren al intentar cruzar la avenida.
La primera sección del parque elevado que se extiende desde la calle Gansevoort hasta la Calle 20 fue abierta al público en el 2009. Resultado del esfuerzo que comenzó en el 1999 cuando Joshua David y Robert Hammond, vecinos en Chelsea fundaron la organización Amigos del High Line, una organización sin fines de lucro, con la intención de rescatar y preservar el espacio para el disfrute público. El concepto para el parque nace cuando en la estructura elevada ya abandonada, florece vegetación silvestre, apoderándose de la misma.
Sin embargo, la idea de rescatar la estructura abandonada para ser convertida para otros usos nació en el 1983 cuando Peter Obletz, también vecino en Chelsea forma la Fundación “West Side Rail Line Development”. Su gestión no fue exitosa y lamentablemente, el tramo entre las calles Bank a la Gansevoort fue demolida para hacer espacio para un complejo de vivienda.
El segundo tramo del parque entre las calles 20 y 30 se abre en el 2012 y la tercera sección en el 2014, la cual llega hasta Hudson Yards en la calle 34, entre la Avenida 10 y 12. Es propiedad del municipio pero bajo la tutela de los Amigos del High Line, que se encargan de su administración y coordinación de actividades, gracias a los donativos que reciben.
No pierdan la oportunidad de atravesarlo, y mucho mejor si lo hacen en los meses de primavera, mejor en Mayo, en el verano y otoño.