Cuenta una leyenda que la Capilla del Cristo de la Salud fue construida en honor a un milagro. Se dice que por el año 1750, se realizó una carrera de caballos en la Calle del Cristo y uno de los participantes de la carrera, no pudo detener su caballo cayendo por el precipicio.
Don Tomás Mateo Prats, quien en esos tiempos era el Secretario de la Gobernación, invocó al Cristo de la Salud y el joven que cayó por el precipicio se salvó gracias a su plegaria. En agradecimiento, Don Tomás Mateo Prats ordenó construir la Capilla del Cristo de la Salud.
Estudios posteriores realizados por Don Adolfo de Hostos confirmaron que el joven no sobrevivió la caída del precipicio, que realmente murió y mucho menos sobrevivió el caballo.
Sea cual sea la historia verdadera, lo importante es que tenemos un monumento sencillo y de dimensiones reducidas, pero muy hermoso, una verdadera joya. Es uno de los patrimonios más importantes de Puerto Rico, construido en el 1753 por el ingeniero-arquitecto militar Francisco Mestre.
Originalmente presentaba colores terracota y blanco en la ornamentación de sus frisos y arcos.
La capilla incluye un nicho abovedado, una pequeña sacristía y un pórtico con arcadas. Está construida en ladrillo y mampostería sobre la muralla sur de la ciudad, lo que evidencia su importancia, ya que fue la excepción a la regla que prohibía construir sobre los muros defensivos.