En nuestra visita a Córdoba, nos encontramos con la Real Iglesia de San Pablo, una de las más estacadas del centro de esta gran ciudad. Está entre las primeras que los dominicos establecen en España. Se convirtió en una importante casa de estudios y donde se cultivaron grandes misioneros como lo fueron Fr. Francisco de Córdoba, protomártir de la evangelización de América, Fr. Tomás de San Martín, que puso la primera piedra de la universidad de la Española y fundó la de Lima, y Fr. Jerónimo de Loaysa, primer arzobispo de Lima, se encuentran entre ellos.
Según la información encontrada, la construcción del templo comenzó a principios del siglo XIV y como sucede con la mayoría de las catedrales e iglesias, con el tiempo sufrió diversas restauraciones. Hasta el siglo XIX fue iglesia conventual de Padres Dominicos, pasando después a los Religiosos del Corazón de María, quienes restauraron el edificio a comienzos del siglo XX. Nos llamó mucho la atención su entrada y su fachada. La portada principal presenta columnas salomónicas y una imagen de San Pablo fechadas a principios del siglo XVIII. La fachada del templo tiene portada manierista del siglo XVI. El interior es de planta rectangular con tres naves rematadas en ábsides. Una de las peculiaridades de San Pablo es su carillón, instalado a principios del siglo XX en la torre. Luego de un tiempo largo sin funcionar, finalmente fue restaurado y reinaugurado el 29 de junio de 1998.