La Casa del Anfiteatro es más que un sitio arqueológico, es un monumento que ofrece una visión completa y diversa de la vida en la Mérida romana. Su proximidad a otros sitios históricos como el Teatro Romano y el Anfiteatro hace que la visita sea aún más enriquecedora. Aunque hay que aclarar que el nombre de la “Casa del Anfiteatro” simplemente hace referencia a la situación de la excavación, ya que no tenían ninguna relación con el Anfiteatro.

Este monumento arqueológico se encuentra fuera de las murallas originales de Augusta Emérita, en un área que combinaba viviendas, espacios industriales y funerarios. Es uno de los ejemplos mejor conservados de vivienda romana suburbana en la zona de Mérida. Está compuesta realmente por al menos dos viviendas principales: la Casa del Anfiteatro propiamente y la Casa de la Torre del Agua, datadas a finales del siglo I d.C., que pervivieron hasta el siglo III. Tras su abandono, a comienzos del siglo IV, sobre ellas se ubicó una necrópolis.

De la Casa de la Torre del Agua se conservan muy pocos restos ya que quedó arruinada por el paso de un arroyo, aunque se puede distinguir los restos de un patio porticado y varias estancias. En el suelo de las salas se observan fragmentos de mosaico blanco y negro, con formas geométricas y vegetales que decoró en su tiempo, dos de las habitaciones. Y, en el zócalo de lo que fueron sus paredes, se imitan placas de mármol rojo, verde y ocre, con diseños propios del siglo III basados en motivos romboidales con círculos en su interior, alternados con pequeños rectángulos.

Aún quedan por ejemplo parte de las termas privadas, situadas a pocos metros de la conducción del Acueducto de San Lázaro. El último tramo de este acueducto llegaba justo hasta las murallas de Augusta Emérita y sobre un arco de la conducción aparece un adorno en granito con la forma de una cabeza de león. También podemos ver dentro del recinto algunos restos de la muralla romana.

La Casa del Anfiteatro data del siglo I d.C. y se mantuvo en uso hasta el siglo III. Posteriormente, en el siglo IV, el espacio fue utilizado como necrópolis. Es especialmente famosa por su patio central porticado, también llamado peristilo, de planta trapezoidal. Este espacio fue en época romana, el corazón de la casa. Era aquí donde la visita aguardaba, en lo que un esclavo anunciaba su presencia al propietario, para ser atendido. Este patio ordenaba las estancias a su alrededor y distribuía los accesos a las mismas. El hueco en el tejado permitía ventilar esta zona de la casa, captar aguas de lluvia y proveer de luz a las estancias. Las habitaciones que rodean este patio muestran la riqueza y la diversidad de la cultura romana.

Las viviendas romanas de cierto estatus social, como la Casa del Anfiteatro, se solían embellecer con pinturas y mosaicos ricamente elaborados que adornaban el suelo de varias habitaciones, pasillos y salas. Por ejemplo, los grandes mosaicos geométricos decorativos; el “Mosaico del Otoño”, también conocido como “Mosaico de la Vendimia”, en donde se representan escenas de la vendimia y la pisa de la uva, con la diosa Venus acompañada de Cupido.

Otro suelo de mosaico en la Casa del Anfiteatro ilustra una diversidad de la fauna marina, el “Mosaico de los Peces”, que incluye figuras muy bien elaboradas que representan diferentes tipos de peces. Estas representaciones artísticas son un testimonio de la habilidad y la creatividad de los artistas romanos.
La zona de cocina y termas de la Casa del Anfiteatro ofrece una visión única de las costumbres diarias y el bienestar de los antiguos habitantes. El diseño y la disposición de estas áreas nos hablan de una cultura que valoraba tanto la gastronomía como la higiene. En la cocina se pueden aún observar restos de las piezas utilizadas para la elaboración de la comida, además, de los restos de los molinos utilizados para moler a mano el cereal y obtener la harina. La cocina era utilizada por los empleados domésticos, allí trabajaban y comían.

Dentro del recinto se puede ver el mausoleo de Cayo Julio Succesianus, datado en el siglo II. En este mausoleo se encontró un dintel que se encuentra ahora ubicado en el Museo de Arte Romano, donde aparecen esculpidos dos personajes con forma humana que representan a los ríos de Augusta Emérita: el Anas (Guadiana) y el Barraecca (Albarregas). En la zona que ocupaban las casas también se pueden encontrar tumbas y enterramientos de diferentes épocas históricas, ya que la zona que ocupaban las viviendas se utilizó de necrópolis tras su abandono (alrededor del siglo III).