Cada vez que visitamos España y llegamos a Madrid, tenemos que hacer una parada obligada en el Mercado de San Miguel, ubicado en la plaza que lleva su nombre y junto a la Plaza Mayor.
Aunque en muchas ocasiones, como mismo hemos entrado, así mismo hemos salido, al no encontrar un lugar donde sentarnos a disfrutar de alguna tapa deliciosa, la verdad es que este lugar es único. Solo con darle una miradita a la estructura que lo cobija, es suficiente para sentirse atraído en lo que se ha catalogado como uno de los principales mercados gastronómicos del mundo.
El Mercado de San Miguel le da la oportunidad a quien lo visita de hacer un recorrido de sabores de los productos y vinos de primera calidad de todos los rincones de España. Desde el mejor jamón ibérico hasta el marisco más fresco que llega a diario de Galicia, los arroces mediterráneos o los quesos más especiales de Castilla, Asturias o el País Vasco. ¡Aquí hay de todo!
Haciendo un poco de historia, se dice que en la época medieval esta zona era un mercado abierto, rodeado de puestos, en aquella época le llamaban cajones, dedicados a la compraventa de los productos artesanales producidos por los gremios. En la época de José Bonaparte se mandó a derribar la iglesia parroquial antigua de San Miguel de los Octoes, de principios del siglo XIII. Toda la zona, con el templo incluido, fue arrasada por un incendio ocurrido en 1790. Y a pesar de haberse rehabilitado, la estructura no quedó del todo bien, siendo recomendada su demolición en el año 1804. La demolición se efectuó el 28 de noviembre de 1809 por orden del rey José I Bonaparte, dentro de su política de apertura de espacios en el casco urbano de Madrid.
En el lugar quedó una plazuela en la que se proyecta construir el mercado que heredaría el nombre de la antigua parroquia. En 1809 era un mercado «al descubierto» especializado en la venta de pescado. Inspirado en otros mercados europeos realizados en hierro, al estilo del Les Halles de París, el mercado cerrado se construyó entre 1913 y 1916 bajo la supervisión del arquitecto Alfonso Dubé y Díez.
El Mercado de San Miguel fue inaugurado el 13 de mayo de 1916. Había sido construido en dos fases (la primera finalizada en 1914) para no interrumpir el funcionamiento comercial del mercado. El edificio es de planta rectangular y cuenta con dos plantas, cada una de ellas con una superficie de casi 2000 metros cuadrados.
Sus elementos más característicos son los soportes de hierro de fundición de la estructura, la composición de las cubiertas, el sistema de desagües y la crestería cerámica que corona la cubierta. El acristalamiento exterior es posterior, permitiendo que la luz natural inunde su interior. El Mercado de San Miguel es el único ejemplo de arquitectura de hierro que aún queda en Madrid, ya que todos los mercados cubiertos construidos en el último tercio del siglo XIX fueron demolidos y, en general, sustituidos por nuevas construcciones.
Han sido muchos los retos al que ha sido sometido el Mercado de San Miguel, en el intento de sobrevivir ante los supermercados y centros comerciales modernos. Así se formó la sociedad, El Gastrónomo de San Miguel, dueña mayoritaria actual del mercado. La sociedad está conformada por un grupo de inversionistas privados que pertenecen a diferentes ámbitos culturales y sociales que comparten intereses arquitectónicos y gastronómicos.
El Gastrónomo de San Miguel tiene como objetivo crear un mercado que ofrezca productos de gran calidad, alimentos de temporada, asesoramiento gastronómico, tapear, tomar un buen vino o una caña bien fría, ya sea de día o de noche. Dar nuevos aires a la gastronomía madrileña, española e incluso, internacional, ayudando a revitalizar el casco antiguo de la capital. El 13 de mayo de 2009 reabrió sus puertas el Mercado de San Miguel y mientras muchos comercios han sufrido los estragos de la pandemia, este símbolo de Madrid sigue en pie.
Fuentes consultadas:
- https://mercadodesanmiguel.es/
- https://es.m.wikipedia.org/wiki/Mercado_de_San_Miguel
- https://www.disfrutamadrid.com/mercado-san-miguel