La “Ciudad Imperial” o la “Ciudad de las Tres Culturas”, llegamos a Toledo. De la comunidad Castilla-La Mancha, el apodo de la “Ciudad de las Tres Culturas” surge por la convivencia durante un largo tiempo de los Musulmanes (Moros), Judíos y Cristianos.
A nuestra llegada a Toledo desde Madrid, quedamos deslumbrados con la belleza de su estación ferroviaria. Con esta carta de presentación estábamos seguros que nos aguardaban grandes sorpresas en Toledo, transportándonos al pasado.
Fue desde la estación del tren, que ya divisamos el imponente Alcázar reinando sobre toda la ciudad. Es increíble imaginar que en un momento de la historia, el Alcázar de Toledo solo contaba con una cuarta parte de su estructura. Esto a consecuencia de la Guerra Civil Española.
Como es nuestra costumbre, tomamos rumbo a la ciudad histórica a pie por el Paseo de la Rosa hacia el Puente de Alcántara. Caminamos guiados por el Alcázar, a la antigua entrada de la ciudad, pasando justo por la orilla del Río Tajo y deteniéndonos en un pequeño mirador.
Ya en el Puente de Alcántara y justo bajo la mirada del centinela del Castillo de San Servando, nos detuvimos para apreciarlo en todos sus detalles. Construido por los Romanos, esta es la entrada a la cuidad, y aunque dicen que es medieval, su historia es más antigua. Atravesamos la torre llegando al otro extremo del puente y divisamos otra puerta que nos invitó a descubrir la ciudad. Aceptamos la invitación, y encontramos los escalones que poco a poco nos llevaron a la cima. Subiendo, encontramos el antiguo convento y colegio de la Orden de las Concepcionistas. Completado el reto de la subida a la manera antigua y paseando por el “Miradero”, descubrimos una manera mucho más fácil de subir a la ciudad, ¡por las escaleras eléctricas! ¡Esto no se olvidara jamás!
Nuestro caminar por Toledo nos llevó por las Puertas del Sol
y la de Valmardon, como guiándonos a encontrar la Mezquita del Cristo de la Luz. Inspirada en la Mezquita de Córdoba, construcción árabe que data del año 999. Hoy conocida como la Ermita del Cristo de la Luz, se compone de la mezquita antigua y una capilla cristiana incorporada por Alfonso el Sabio al conquistar la ciudad. Debajo del lugar se evidencia la huella de los Romanos. Al llegar a la mezquita compramos la Pulsera Turística que nos permitió descubrir “Toledo Monumental”. Por solo 7 euros, entramos a siete de los monumentos más importantes de la cuidad. ¡Una ganga!
Luego de disfrutar de la Mezquita del Cristo de la Luz, nos enfrentamos a las calles estrechas y empinadas, pavimentadas con adoquines. Listos a descubrir una ciudad que a pesar de sus rasgos medievales mantiene integrado las culturas, Moras, Judías, Romana y Cristianas.
Para mas fotos visitar el siguiente enlace: TOLEDO
En Toledo aún vive una gran tradición, la fabricación de espadas. Debido a una aleación muy particular de hierro y acero, las espadas de Toledo ganaron notoriedad en tiempos del Imperio Español y reyes de toda Europa adquirían las espadas de esta gran ciudad. Su fama llegó hasta Hollywood, donde sus espadas y réplicas han dominado películas épicas. Así encontramos caminando por una de sus calles estrechas, una de las fábricas de espadas más antigua de Toledo. Fue de aquí, las espadas usadas en películas tales como “Conan”, el “Rey de los Anillos” y de la teleserie “Game of Thrones”. Además, se le atribuye a Toledo, espadas usadas en otras filmaciones como “Los Inmortales”, “Braveheart” y “Gladiator”. Toledo fue también la cede de la serie para televisión española de “Águila Roja”, héroe al estilo de “Robin Hood” o el “Zorro”. Definitivamente, encontrarnos esta fábrica de espadas fue una sorpresa muy bien apreciada.
Bueno, y luego de la fantasía a jugar a ser Templario,
nos detuvimos en la Iglesia de los Jesuitas. Una iglesia muy hermosa, donde tuvimos la oportunidad de subir a sus torres para disfrutar de la vista envidiable de la ciudad de Toledo. Justo al frente, en la Plaza del Padre Juan de Mariana, disfrutamos de unas ricas tapas de la taberna, La Flor de la Esquina. La estrella de las tapas
fue un rico queso de vino tinto. Sus precios, muy buenos y módicos. Entre tapas y cañitas, la mesera nos indicó cómo llegar al punto más alto de la ciudad. Así subimos por la calle San Román y cerca de la Iglesia de San Pedro Mártir, encontramos el punto más alto de la ciudad demarcado por la rejilla de un alcantarillado.
Visitamos el Real Colegio de las Doncellas Nobles para luego continuar a la Plaza San Juan de los Reyes. Desde esta plaza pudimos disfrutar de lindos paisajes y apreciar el Palacio de la Cava.
Explorar el Monasterio de San Juan de los Reyes fue inspirador. Un gran lugar donde tomar fotos de los novios para crear recuerdos de sus nupcias.
Bajando por la Calle de los Reyes Católicos llegamos a la Antigua Sinagoga de Toledo, Santa María la Blanca. Una joya de la tradición judía y la antesala a la entrada del barrio judío. Continuando nuestro camino, nos encontramos con la Iglesia del Salvador. Fue durante esta parada que escuchamos a unos guías turísticos comentarle a su grupo, que debido al cambio de hora en España y marcando el cambio de temporadas en el país, los monumentos más importantes de la ciudad cerrarían a las 17:00 horas. ¡Ohhhh! Miramos el reloj, y comenzó una carrera por la ciudad. Pasamos por el frente de la Sinagoga del Tránsito y del Museo del Greco, avanzando a toda prisa para llegar hasta la Catedral de Toledo. Esta fue la primera catedral que visitamos a nuestra llegada a España. Llegamos justo a tiempo para comprar nuestros boletos de entrada y pasar a su interior. ¡Valió la pena correr! A cada paso por la catedral nuestro deslumbramiento era cada vez mayor. Un templo cristiano enormemente hermoso.
Fotografias de la Catedral: Catedral
Ya la Catedral de Toledo conquistada, y la luz del día comenzaba a menguar, y aún nos faltaba visitar el Alcázar de Toledo. Conversando con algunos toledanos, nos enteramos que podíamos visitar la Biblioteca situada en el sexto piso de El Alcázar y tomarnos un café en su cafetería. Fue desde allí que apreciamos la caída espectacular del sol sobre la ciudad, y cómo poco a poco se iba iluminando Toledo en la noche.
A la salida del gran Alcázar tomamos rumbo hacia la Plaza Zocodover, visitando algunas tiendas por el camino. Encontramos que la ciudad medieval también está insertada en la gran globalización. La invasión de McDonalds y Burger King, puerta con puerta frente a la famosa plaza. ¡Ni modo!
Las noches de otoño comienzan temprano, arropando la ciudad con su oscuridad
y llegó el momento de regresar a la estación del Tren que nos llevaría de regreso a Madrid. Un agente de la seguridad pública nos indicó que no teníamos nada que temer, que la ciudad y sus alrededores eran seguros para caminar en la noche. Cuentan con un sistema sofisticado de vigilancia por medio de cámaras colocadas por toda la ciudad y sus alrededores. ¡Bueno saberlo!
Comenzamos nuestra despedida de Toledo, primero recordando que tomaríamos esta vez las escaleras eléctricas que nos llevaría a la orilla del Rio Tajo para cruzar el Puente de Alcántara. A cada momento nos volteábamos para disfrutar de la ciudad totalmente iluminada.
Un amigo nos enseñó que siempre hay que dejar algo pendiente de ver para así regresar. ¡Palabras sabias! Aprendimos que no hay ciudad pequeña y que Toledo como otros lugares, merece al menos dos días para disfrutarlo a plenitud.
Toledo, ¡regresaremos!