“La ignorancia es atrevida”, una frase muy popular que se dice cuando las personas hacen ciertas acciones (las que sean), con desconocimiento de las consecuencias buenas o malas que puedan resultar de dicha acción. Algo así, podemos decir que fue lo que sucedió con la escalera, cúpula y la estructura que sostiene la Escalera de Estado del Palacio de Santa Catalina en La Fortaleza del Viejo San Juan, en Puerto Rico. Una joya que en el 2015 fue devuelta a lo más cercano de su esplendor en el Siglo XIX.
Esta estructura, no solo se enfrentó a través de los años al deterioro natural producto del tiempo, de la humedad o contaminantes, sino que se enfrentó a la peor de las intervenciones, producto del desconocimiento, cuando fue pintada innumerables veces con capas gruesas de pintura regular ocultando su colorido y belleza original.
Según explica Ojeda, en una entrevista realizada por Ileana López Avilés para la sección Especial para Construcción del periódico El Nuevo Día, el teniente coronel Santiago Cortijo, como parte de sus planes de expansión, impulsados por el reinado de Isabel II, imparte un estilo clásico palaciego y propone un espacio ornamentado con trabajos en bajo relieve y pan de oro, trofeos y cariátides, además de una pigmentación fuerte en sus paredes. Con su bagaje europeo, alimentado por cosas que había visto y las corrientes estéticas de su momento, recurre a grandes contrastes tanto en el tratamiento como en el uso de pigmentos al diseñar la escalera. El reinado de Isabel II, en la España del siglo XIX, coincide con el llamado estilo Victoriano. Este estilo de carácter ecléctico utilizaba diversas referencias estilísticas que, combinadas, producían un efecto exótico y novel. La Escalera de Estado del Palacio de Santa Catalina resume de manera excepcional este estilo del siglo XIX.
Explica Ojeda que, a partir de la invasión estadounidense de 1898, era práctica de los norteamericanos pintar todo de blanco. “Un poco para borrar las cosas… Ya la escalera había sido víctima de la pintura, pero cuando ellos llegaron fue cubierta con una capa blanca de pintura ordinaria a base de cal. Sin embargo, se le quedaron algunos detalles de pan de oro expuesto que, junto a unas fotos de 1930, nos sirvió de punto de partida para saber de su existencia”. Así Ojeda, junto a su equipo, se dieron a la tarea de remover la treintena de capas de pintura, lo que les permitió ver los “sucesivos colores que tuvo este espacio a través del tiempo, con fondos que van del amarillo, al gris y al azul. Queríamos llegar a la capa original del 1845, para conocer su verdadero cromatismo”.
Para la remoción de las docenas de capas de pintura no históricas, se implementaron procedimientos y estrategias de recuperación patrimonial que hicieron posible la remoción de las alteraciones, así como se trabajó en un decapado sistemático de la superficie de la escalera. Así llegaron a la capa de pintura del año 1845, cuando se construyó la escalera.
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Palacio de Santa Catalina recobra su esplendor
Por: Ileana López Avilés/ Especial para Construcción
*Las fotos compartidas que muestran el proceso de restauración fueron obtenidas del reportaje de Primera Hora y de la cuenta de Facebook de la Primera Dama para el 2015, la Sra. Wilma Pastrana Jiménez