En la Iglesia de San Ildefonso, conocida como la Iglesia de los Jesuitas, en Toledo, España, podemos encontrar lo que se ha denominado un “trampantojo”, que no es otra cosa que la ilusión de arquitectura fingida que crea la pintura, enmarcada por columnas y marco pintados en perspectiva. Cuando se observa el retablo de la Capilla Mayor, se puede apreciar la pintura al fresco que los hermanos Velázquez, Luis y Alejandro, realizaron creando esta trampa visual. Precisamente, Alejandro fue profesor de perspectiva en la Real Academia de Bellas Artes de Madrid.
A través de la pintura se representa el asunto más importante de la vida de San Ildefonso, el milagro de la Descensión de la Virgen para imponer una casulla* a San Ildefonso. Según la tradición, el acontecimiento ocurrió en la catedral, como premio a la defensa que el obispo toledano empleó ante Joviniano y otros herejes en su obra “De perpetua Virginitate”. Joviniano fue un monje y teólogo cristiano que vivió a fines del siglo IV y principios del V, murió en 405. Fue contrario al ascetismo, por lo cual fue considerado hereje en el año 393.
En la escena que vemos en el retablo, podemos observar el libro de San Ildefonso enaltecido y mostrado por un ángel, mientras otros prenden fuego con antorchas a los escritos de los heresiarcas.
*Casulla: Vestidura que se pone el sacerdote sobre el alba para celebrar misa, consistente en una pieza alargada con una abertura central para pasar la cabeza sin mangas y que cae por delante y por detrás en dos partes iguales y redondeadas.