La “Basilica di Santa Maria ad Martyres” de Roma, Italia, fue consagrada por el Papa Bonifacio IV en el siglo VII. Como claramente indica su nombre, se le dedíca a Santa María y a los mártires. Por ello, fueron transferidos los restos de los mártires a las catacumbas debajo del altar principal, dando lugar a que la Basílica se haya convertido también en un mausoleo.
A diferencia de muchas iglesias en Europa que fueron construidas sobre los restos de otros templos, la Basilica di Santa Maria ad Martyres se ubica dentro de un templo romano y pagano ya existente. De hecho, el Papa Bonifacio IV ordenó la remoción de todo lo que no fuera cristiano, antes de realizar la consagración de la Basílica.
El Emperador Trajano ordenó construir la Basilica di Santa Maria ad Martyres sobre restos de un templo que fue destruido por un fuego. Se estima que la construcción del templo original es de la época del Emperador Augustus. Es el Emperador Adriano que completa la construcción del Emperador Augustus, a principios del siglo I.
La Basilica di Santa Maria ad Martyres, es de forma cilíndrica y se esconde tras un gran pórtico de columnas corintias. La dos estructuras se unen mediante un vestibulo rectangular. Este templo es uno de los edificios de la Roma Antigua que aún se conserva. La Basílica tiene más de 2,000 años, y su cúpula es reconocida por ser la más grande del mundo construida de cemento no reforzado.
En el mausoleo del templo, dedicado originalmente a todos los dioses romanos, se encuentran los restos de muchas personas notorias, incluidos el Rey Vittorio Emanuel (quien re-unificó Italia) y el gran pintor Rafael con su prometida. La Basilica di Santa Maria ad Martyres es mejor conocida como el Pantheon Romano.