La casa consistorial de Sevilla, en España, es la sede principal del Ayuntamiento de Sevilla. Este edificio constituye una de las muestras más notables de la arquitectura plateresca en Andalucía. Se decide construir el Ayuntamiento de Sevilla en la plaza de San Francisco, que era un lugar céntrico y comercial, delante del convento que le daba nombre y enfrente de la Audiencia. La obra se inicia en el año 1526, celebrándose cabildo por primera vez en esta nueva sede en 1556.
Su construcción resultó en la independencia del poder civil frente al religioso, rompiendo una tradición por la que hasta entonces los cabildos eclesiástico y municipal habían compartido sede, así como también el comienzo de un programa de reformas urbanas encaminadas a transformar la imagen de la ciudad. El edificio rompe también la tradición local del ladrillo, empleando la piedra como elemento clásico. Se incorpora todo un programa ornamental e iconográfico, exponente de la nueva imagen que la ciudad quería ofrecer de sí misma.
Las fachadas se desarrollan de forma horizontal, con dos plantas recubiertas tanto al exterior como al interior de relieves platerescos de vibrante talla escultórica y grutescos de acento florentino. Se integran escudos heráldicos y emblemas alusivos a la justicia, la armonía y el buen gobierno, con representaciones de personajes ligados a la ciudad: el fundador mítico Hércules, Julio César que dió el primer Cabildo, y al emperador Carlos que hizo de Sevilla la capital de su imperio.
El Ayuntamiento fue reformado tras el derribo del convento de San Francisco en el s. XIX, siendo trazada una nueva fachada principal, orientada ahora hacia la plaza Nueva, de corte neoclásico. Y a su vez se reorganizó el interior, alrededor de dos patios y una gran escalera neoclásica. En el edificio se guardan algunos elementos de gran interés artístico e histórico, como el pendón de la ciudad. El Ayuntamiento de Sevilla está catalogado como Monumento desde 1931.